Durante los últimos años, el mundo laboral ha sufrido cambios significativos, entre los cuales se encuentra el tiempo prolongado que pasamos en los lugares de trabajo. De esta manera, cobran vital importancia para la salud y la calidad de vida, las condiciones de trabajo y el tipo de alimentación.
Los trabajadores comen en casa o fuera de ella, en sus propios centros de trabajo, bares o restaurantes. Una dieta saludable contribuye a mejorar la salud, a prevenir enfermedades cardiovasculares, reducir el estrés, la fatiga o enfermedades menores (gripe o resfriados).
La alimentación y la nutrición son dos conceptos que normalmente utilizamos como sinónimos. No significan lo mismo, la alimentación es el proceso voluntario por el cual elegimos los alimentos y por lo tanto es educable; en cambio, la nutrición es un proceso involuntario por el cual nuestro cuerpo toma los nutrientes de los alimentos elegidos. Dicho esto, ¡reflexionemos!: ¿cómo es tu alimentación?, ¿dónde comes?, ¿qué elecciones haces?, ¿por qué haces esas elecciones?, ¿afecta la alimentación al rendimiento laboral?, ¿se ve la empresa beneficiada?
A las dos primeras preguntas solo puedes darles respuesta tú. Piensa y reflexiona, ¿qué pequeñas acciones podrías llevar a cabo para mejorar tu alimentación?
A la tercera puedo ayudarte a darle respuesta: tu alimentación tiene que ser variada, equilibrada y saludable, pero estos términos pueden resultar ambiguos. Elige frutas y verduras (5 raciones al día), cereales integrales, legumbres. Pescado azul y frutos secos, que aportan grasa saludable: omega-3. Aumenta el consumo de fibra. Consume agua sin esperar a tener sed y no olvides hacer ejercicio.
La alimentación tiene impacto directo en la calidad de vida de los trabajadores y en su rendimiento. Saltarse una comida produce una bajada de azúcar, que se traduce en una pérdida de atención y una respuesta más lenta ante cualquier circunstancia. La falta de hierro, produce debilidad, flojera y falta de coordinación. La obesidad, puede duplicar las probabilidades de ausentismo de una persona con un peso adecuado.
La empresa también se ve beneficiada, al aumentar el rendimiento de sus trabajadores, aumenta la productividad y por tanto, la competitividad. Según un informe de la Organización Mundial de la Salud, una alimentación adecuada y la práctica de actividad física en los trabajadores puede incrementar los niveles de productividad en un 20%.
Por otra parte, al disminuir la aparición de enfermedades se reducen los gastos por bajas laborales.No debemos olvidar que un trabajador sano es un trabajador feliz y sin enfermedades, lo que hace que sea más productivo y eficiente.