El Instituto de Estudios Económicos ha presentado la ‘Nota de Opinión sobre los Presupuestos Generales del Estado para 2019’. José Luis Feito, Presidente del IEE, ha señalado que estos Presupuestos llegan en un momento muy delicado,tanto para la economía mundial como para la española, caracterizado por signos cada vez más evidentes de desaceleración.
Por ello, el Gobierno debería de haber elaborado unos presupuestos que sirvieran para afianzar la confianza en nuestra economía, estimular la inversión privada de nuestras empresas e impulsar el crecimiento de la productividad y la competitividad, alargando así la fase expansiva del ciclo e intensificando la creación de empleo. Los Presupuestos presentados, con la fuerte subida de cotizaciones sociales máximas y mínimas, con el aumento de la tributación de la inversión y del ahorro, con el notable aumento del gasto público, van justo en sentido contrario.
El IEE indica que las hipótesis básicas y el cuadro macroeconómico del Gobierno resultan en exceso optimistas. Se sobreestiman los crecimientos del mundo, de la eurozona y de España; y, por ende, se sobreestiman la creación de empleo y la reducción de la tasa de paro.
Los PGE-2019 contemplan aumentos de casi todos los conceptos de gasto, a excepción de los gastos financieros que registran una ligerísima disminución. El resultado es un Presupuesto de gastos de marcado carácter electoralista, en el que se destinan más recursos a políticas que benefician a colectivos con importante peso electoral, sin plantearse si estos aumentos de gasto son sostenibles y, por tanto,si se habrán de revertir en el futuro o financiarse mediante subidas impositivas.
De ejecutarse los planes de gasto plasmados en los PGE-2019, y habida cuenta de que las previsiones de crecimiento del PIB, del empleo y de la recaudación son excesivamente optimistas, se puede afirmar que el conjunto de las AA.PP. incumplirán el objetivo de déficit (fijado por el Gobierno en un 1,8% del PIB), que ascenderíahasta el entorno del 2,2% del PIB.
Para financiar los mayores gastos y limitar el déficit, el Gobierno va a aplicar subidas de 2 y 4 puntos en los tipos del IRPF para rentas superiores a 130.000 y 140.000 €, respectivamente, y de 1 punto en el Impuesto sobre el Patrimonio, para patrimonios superiores a 10millones, como también incrementará en 4 puntos los rendimientos de capital superiores a 140.000 euros con lo que prevé recaudar 667 millones más. Pero donde se espera un aumento más notable en términos absolutos y relativos es en el impuesto de Sociedades, que aportará 1.516 millones de euros netos adicionales, gracias al aumento del 6% en la base imponible consolidada, al establecimiento de tipos mínimos de tributación (entre otros, 15% para sociedades sujetas al tipo nominal del 25% y 18% para entidades financieras) y a la reducción de exenciones, entre ellas las de dividendos y plusvalías generadas por filiales en el exterior que pasan del 100% al 95%. De hecho, más que una reducción de exenciones, se debe hablar de un incremento de la doble tributación a las empresas españolas por los beneficios generados en el exterior por los que previamente ya han tributado en el país de origen. Estas medidas impositivas afectarán negativamente a la inversión, a la tasa de ahorro y a la internacionalización de la economía española, palancas esenciales para hacer frente a una desaceleración de la economía mundial.
Respecto a los impuestos indirectos, el Gobierno confía en la expansión de las bases que producirá la continuidad de la fase expansiva del ciclo y también en las nuevas medidas tributarias. Para el IVA, se espera un incremento del 11,7%,por el Sistema de Información Instantánea, cifra que se reduce al 5,6% si se elimina este efecto, mientras que para los Especiales, el aumento de la recaudación se cifra en 11,8% como resultado de la expansión de las bases y el aumento del tipo en el gasóleo no profesional. Por último, el Gobierno introduce dos nuevos impuestos sobre Transacciones financieras y Determinados Servicios Digitales, con los que espera recaudar 850 y 1.200 millones respectivamente. La aparición de estas dos nuevas figuras tributarias no solo constituye un grave error por no estar armonizadas con la UE, sino que restan atractivo a nuestro país como lugar de destino de inversiones empresariales. No eséste, ciertamente, el mejor momento para estas ocurrencias fiscales, un momento en el que se está desacelerando la economía mundial y el Brexit va a redistribuir inversión internacional desdeel Reino Unido a la UE.
Por otra parte, salarios públicos más altos y mayores cotizaciones sociales inducirán un significativo aumento de los costes laborales unitarios y reducirán la competitividad de las empresas. A esto se han de sumar los efectos negativos de la intensa subida del SMI, sobre cuyas consecuencias negativas para los trabajadores menos cualificados, advirtió el IEE.
En suma, no parece que estas sean las medidas más apropiadas para impulsar la inversión y la creación de empleo, ni para mejorar la competitividad de nuestras empresas y alargar la fase expansiva del ciclo.Así pues, la aprobación de los PGE lejos de aportar estabilidad y certidumbre a los ahorradores e inversores nacionales e internacionales, sería una fuente adicional de inestabilidad, incluso más allá del horizonte de 2019.Porque la fórmula más gasto, más impuestos, más déficit y más deuda pública podría extenderse a 2020, y agravarse si para dicho año se ratifican los aumentos adicionales del SMI, de salarios y gasto público acordados entre el Gobierno y sus socios parlamentarios.