La gamificación se ha consolidado como uno de los fenómenos más importantes del mundo educativo y empresarial.
Si Deloitte la mencionaba como una de las 10 tendencias para el año 2012, el diccionario de Oxford la incluyó en su lista de palabras de 2011. Desbe entonces la gamificación no ha parado de crecer y en la actualidad la mayoría de instituciones y empresas ya no se preguntan si merece la pena utilizar técnicas de gamificación, sino cómo hacerlo con éxito.
Basta con echar un vistazo a las búsquedas en Google en los últimos años para ver la creciente popularidad de la gamificación en todo el mundo.
En esta guía te vamos a contar en qué consiste exactamente la gamificación, cuáles son sus ejemplos más destacados, a qué instintos humanos apela y cuáles son las técnicas concretas que utiliza.
¿Qué es la gamificación?
Para acercarnos a la gamificación, podemos comenzar con la sencilla definición que ofrece la Wikipedia: “Gamificación es el uso de técnicas, elementos y dinámicas propias de los juegos y el ocio en actividades no recreativas”. Entre sus objetivos pueden estar causas tan variadas como mejorar la productividad en el trabajo, animar a hacer ejercicio, potenciar el aprendizaje en las escuelas o reforzar conductas positivas para la sociedad.
Gabe Zichermann, uno de los primeros gurús de la gamificación y co-autor del libro “Gamification by design”, profundiza algo más en los distintos elementos que conforman el término gamificación:
“Gamificación es el proceso de motivar a la gente y cambiar su comportamiento con el diseño de juegos, la lealtad y la economía conductual. Se trata de tomar lo que es divertido de los juegos y aplicarlo a situaciones que tal vez no sean tan divertidas. Se trata de aplicar ese sentimiento y ese flujo a todo, desde la motivación de los empleados hasta los estudios de investigación o las campañas de marketing”
Tres ejemplos de gamificación
Si todavía no tienes claro a qué nos estamos refiriendo con gamificación, seguro que lo vas a entender con los siguientes tres ejemplos.
El primero que queremos enseñarte, y probablemente el más conocido de todos, tenía como objetivo fomentar el ejercicio y un estilo de vida saludable. Para ello, la organización The Fun Theorycolocó en una parada del metro de Estocolmo una escalera sonora que imitaba la forma y los sonidos de un piano. La idea era que los ciudadanos dejaran de usar la escalera mecánica y se animaran a subir andando. Los resultados fueron concluyentes:
Si la gamificación busca en muchos casos mejorar los hábitos de los ciudadanos (fomentando el reciclaje o la conducción responsable, por ejemplo), en otros también sirve a las empresas para realizar campañas promocionales. Este es el caso del siguiente vídeo, en el que, para el lanzamiento de una de las últimas películas de James Bond, Coca-Cola organizó en una concurrida estación de trenes una especie de yincana tras la cual los ganadores obtenían entradas gratis para el cine. La diversión, el reto y el ambiente creado (música incluida) motivaban a unos consumidores que de otra forma nunca se hubieran interesado por la actividad y permitía dar mayor visibilidad a los dos productos implicados (Coca-Cola Zero y la película de James Bond).
El tercer ejemplo es ideal para descubrir algunas de las mecánicas de juego que la gamificación suele introducir en todo tipo de contextos. Se trata de The Email Game, una especie de mini-aplicación para gestionar tu correo de forma más eficiente y ayudarte a limpiar tu bandeja de entrada. A través de un sistema de premios, puntos y castigos, The Email Game intenta acabar con el aburrimiento, el agobio y la depresión que a menudo nos provoca la avalancha diaria de correos.
Gamificación: apelando al instinto humano
Aunque en los últimos tiempos la gamificación se ha relacionado sobre todo con la tecnología, lo cierto es que la esencia se encuentra en la psicología humana. La gamificación funciona porque apela a las necesidades e instintos de los humanos. El propio Gabe Zichermann lo ha dicho en más de una ocasión: “La gamificación es un 75% de psicología y un 25% de tecnología”.
En concreto, la gamificación suele apelar a las siguientes necesidades de las personas:
- Las recompensas. A todos nos gustan los premios y regalos. Cuando somos pequeños, estamos dispuestos a hacer los deberes si nuestros padres nos prometen una cena especial o un dinero extra. Este comportamiento innato es una de las bases que hace funcionar la gamificación, que puede jugar con todo tipo de recompensas (unas entradas para el cine, monedas virtuales, vidas extra…) para motivarnos a realizar cualquier tarea.
- El progreso. En general, a los humanos nos gusta avanzar. Queremos mejorar a lo largo de un camino y sentir que, día a día, nuestro comportamiento nos permite progresar en una ruta que nos acerca a nuestro objetivo final. La gamificación utiliza la necesidad humana por el progreso para motivar y enganchar a los participantes.
- La competitividad. Admitámoslo: a todos nos gusta ganar. Si cuando somos pequeños queremos ser los primeros en una carrera, al hacernos mayores nos gusta sobresalir en nuestros estudios o en el trabajo. Este sentimiento de competitividad es todavía más fuerte cuando conocemos a nuestros competidores: queremos quedar mejor que nuestro hermano, nuestro amigo o nuestro compañero de trabajo.
- El reconocimiento o estatus. Presumir de nuestros logros forma parte de la condición humana. Parte del éxito de las redes sociales se basa en este exhibicionismo: enseñar las cosas que hacemos bien, mostrar nuestras habilidades, presumir de nuestro último viaje a una playa paradisíaca. La gamificación apela a esta necesidad de reconocimiento creando formas de compartir con los demás los logros conseguidos dentro de las dinámicas de juego.
- El altruismo. Al margen de discusiones filosóficas, la ciencia ha demostrado que los seres humanos tenemos un fuerte componente de altruismo y solidaridad. A menudo queremos ayudar a los demás porque nos hace sentirnos mejor. Muchos juegos giran en torno a la idea de rescatar a una princesa, salvar al mundo o evitar un desastre medioambiental.
- La diversión. Pasarlo bien es otra de las necesidades del ser humano. A todos nos gusta relajarnos, pasarlo bien, disfrutar. Es por eso que las industrias del cine, la música o los videojuegos mueven tanto dinero: estamos dispuestos a pagar por pasarlo bien. La gamificación (como demuestran los tres ejemplos que hemos puesto más arriba) utiliza esas ganas de pasarlo bien como elemento de motivación.
El secreto mágico: las técnicas de gamificación
Para apelar a estos instintos humanos, la gamificación ha desarrollado una serie de técnicas con las que probablemente estés familiarizado. Tal vez nunca les hayas prestado demasiada atención, pero son ellas las que hacen que la gamificación funcione y las que cada vez más se están implantando en empresas e instituciones públicas.
Siguiendo las clasificaciones elaboradas por dos de los grandes expertos en la materia, los diseñadores de videojuegos Jesse Schell y Dustin DiTommaso, a continuación enumeramos las 11 técnicas de gamificación más importantes:
1 – Una historia. A todos nos gustan las historias, los personajes y los cuentos. Un hilo argumental (puede ser muy sofisticado, pero también muy sencillo) sirve para enganchar a los jugadores y para motivarles a continuar con prácticamente cualquier actividad. Las historias pueden tratar sobre un príncipe que tiene que rescatar a una princesa, sobre la salvación del planeta tierra o sobre un apocalipsis zombi. De hecho, esta última temática se está implantando con éxito en varias escuelas de Estados Unidos, donde los estudiantes aprenden geografía gracias a la amenaza zombi:
2 – Niveles. Desde el principio de casi cualquier juego, una de las primeras cosas que vemos son los niveles. Normalmente empezamos desde lo más bajo, pero ya estamos viendo un camino (en ocasiones un mapa) por el que tendremos que ir avanzando hasta llegar al final. La sensación de progreso, éxito y reconocimiento que genera esta dinámica (¡queremos pasar de nivel!) nos motiva a seguir progresando dentro del juego.
3 – La cuenta atrás. La escasez de tiempo es una de las técnicas de gamificación más utilizadas en videojuegos, programas de televisión o campañas de marketing. Cada vez más aplicaciones móviles incorporan frases como “te quedan 30 segundos”, “el reto semanal” o “consigue hoy pasar de pantalla”. El límite de tiempo o la cuenta atrás (el famoso “10, 9, 8, 7, 6…”) es un gran elemento motivacional que nos apremia a realizar cualquier actividad cuanto antes.
4 – Badges. Las insignias, placas o emblemas (popularizadas por su nombre en inglés, badges) son formas de reconocimiento y estatus muy efectivas. La gamificación utiliza este tipo de recompensas (es tan “sencillo” como poner una placa dorada junto a nuestro perfil) para que podamos presumir de nuestros logros en las redes sociales o frente a nuestros amigos y compañeros de trabajo.
Foursquare, una aplicación móvil especializada en bares, restaurantes y locales de ocio, ha sido una de las más efectivas a la hora de utilizar los badges para enganchar a los usuarios. Entre las numerosas insignias que pueden obtenerse destaca la posibilidad de convertirse en “alcalde” de un local. Para lograrlo hay que ser la persona con más asistencias (check-ins) en un determinado sitio, lo que puede convertirse en una adicción que impulsa a utilizar la aplicación sin descanso.
5 – Rankings. Probablemente estás tan acostumbrado que ni siquiera te hayas dado cuenta, pero las clasificaciones o rankings son otro de esos elementos de gamificación que potencian la competitividad y animan a los usuarios a seguir haciendo algo. Cuando vemos una clasificación, comprobamos cuál es nuestro resultado y quién va por delante de nosotros… y casi siempre queremos alcanzarle y ser los primeros.
6 – Monedas virtuales, puntos, estrellas, vidas extra… Apelando a nuestro instinto más materialista y a la necesidad de obtener pequeñas recompensas, la gamificación suele utilizar monedas virtuales, puntos o estrellas para enganchar y motivar a los usuarios. Se trata de una recompensa sencilla y directa, pero sumamente poderosa para cambiar el comportamiento de las personas. A todos nos gusta doblar puntos, obtener más vidas o conseguir más estrellas (¡incluso si en principio no nos sirven para nada!).
7 – Mejoras (upgrades / power-ups). Al principio de muchos juegos, los usuarios pueden utilizar pocas herramientas o poderes. A medida que va avanzando, sin embargo, los videojuegos van incluyendo nuevas habilidades, distintas armas y más poderes. Según vamos consiguiendo más logros, tenemos también la capacidad de hacer más cosas. Este tipo de recompensa (que apela a nuestra necesidad de progresar) es otra de las mecánicas de juego que utiliza la gamificación.
8 – Barras de progreso. Una sencilla barra con un porcentaje en su interior puede ser mucho más poderosa de lo que parece. Cuando vemos que no está completa (por ejemplo, al 85%), los humanos tendemos a hacer todo lo posible para llegar al 100%. Si tienes una cuenta en LinkedIn probablemente hayas visto la barra de progreso que indica el nivel de tu perfil; según la propia empresa, con su implementación se incrementó de forma notable la información de los perfiles.
9 – Trabajo en equipo. Otra forma de fomentar la competitividad es creando grupos o equipos: a las personas nos gusta sentirnos miembros de una tribu y ser mejores que los demás. Dividir a la gente en bandos puede ayudarles a implicarse más en cualquier proyecto, identificarse con sus compañeros de equipo y motivarles a superar a los rivales.
10 – Likes y recomendaciones. En el actual mundo de las redes sociales, la gamificación ha incorporado el reconocimiento en Facebook o Twitter como elemento de motivación. No se trata solo de compartir los logros y badges conseguidos, sino también de recompensar a los “jugadores” ofreciéndoles impacto y estatus en las redes sociales.
El servicio de Local Guides de Google ofrece un buen ejemplo de esta dinámica de juego. La empresa de Silicon Valley tiene un sistema gamificado para motivar a los usuarios a dejar críticas y tomar fotografías de los bares y restaurantes que visitan; una de sus técnicas consiste en enviar un email a los usuarios con el número de visitas que han tenido sus críticas y la importante contribución que están haciendo a la sociedad.
11 – Selección de personajes. A las personas nos gusta elegir y sentirnos identificados. Es por eso que una sencilla técnica de gamificación es la utilización y selección de personajes; sea para poner un nuevo proyecto en marcha o para finalizar un curso de capacitación en una empresa, los personajes le dan un toque más lúdico y divertido. Si encima podemos escoger entre varios tipos (hombre/mujer, rápido/fuerte, negro/blanco…) el nivel de motivación puede subir varios enteros.
El verdadero secreto de la gamificación
Aunque estas técnicas de gamificación pueden parecer sencillas, no conviene dejarse llevar por la emoción del momento. Como explica otro de los gurús de la gamificación, Yu-Kai Chou, la clave está en que todas estas dinámicas de juego deben apelar a nuestros instintos humanos. Crear un sistema de puntos, una clasificación y una barra de progreso esperando conseguir una exitosa experiencia gamificada es como abrir una página de Facebook y pensar que ya se ha diseñado una estrategia en redes sociales. La clave está en reflexionar primero sobre las cosas que mueven a los seres humanos (la competencia, el estatus, el altruismo, las recompensas…) y en elaborar después una estrategia para conseguirlo (una historia, los niveles, los puntos, los badges…). Es en esta combinación donde reside el verdadero secreto de la gamificación.