El último informe difundido por Crédito y Caución alerta sobre la inversión de la tendencia registrada en 2021 al crecimiento acelerado del comercio global. La aseguradora de crédito prevé que el incremento de los intercambios de mercancías se limitará al 4% en 2022 y 2023, lo que implica una aceleración de la vuelta a la normalidad, con una relación de uno a uno entre el crecimiento del PIB mundial y los intercambios comerciales.
El comercio mundial de mercancías repuntó con fuerza en 2021 a pesar del impacto negativo de las recurrentes olas de Covid-19. Su intenso crecimiento del 9,8% permitió superar el nivel de comercio prepandémico en octubre de 2021. El análisis en detalle revela un fuerte crecimiento de siderurgia, químico o circuitos integrados y más débil en confección o maquinaria. Automoción mostró un fuerte crecimiento, pero por debajo de los niveles de 2019 debido a las interrupciones de su cadena de valor. A nivel regional, el crecimiento registrado en Estados Unidos coincidió con la media mundial mientras en la eurozona estuvo ligeramente por debajo. En China (13,6%) y el resto de Asia emergente (18,6%), el crecimiento fue mucho más dinámico. En 2022, la guerra en Ucrania y la política china de tolerancia cero provocarán la desaceleración del comercio mundial.
Rusia y Ucrania tienen una participación relativamente pequeña en el comercio mundial (2%) pero un gran impacto en los precios de las materias primas. Ambos países suponen una cuarta parte de las exportaciones mundiales de trigo y tienen un peso específico en las de fertilizantes (13%), cereales (8%) y grasas y aceites (6%). Además, Rusia tiene un papel relevante como suministradora de platino (13% de las exportaciones mundiales), níquel (12%) y, sobre todo, petróleo y el gas (10%). La guerra ha provocado una fuerte subida de los precios de todas estas materias primas, que merma los ingresos reales y eleva los costes de producción tanto en las economías avanzadas como en las emergentes, impactando en el comercio mundial.
La guerra también ha provocado el desvío de las rutas de transporte de mercancías hacia las que ya estaban sobrecargadas. Partes del Mar Negro y del Mar de Azov no son transitables y las compañías marítimas han cerrado rutas para evitar el espacio aéreo y los puertos rusos. La carga de contenedores en los puertos rusos también ha disminuido en un 50% interanual y se ha detenido por completo en Odessa desde el comienzo de la guerra. En este contexto, los plazos de entrega, la escasez de bienes intermedios y los costes comerciales han aumentado en muchos países.
A estas importantes perturbaciones del comercio mundial se suman las de la cadena de valor, que sigue bajo la presión por la estrategia de tolerancia cero en China. Aunque los puertos aéreos y marítimos se mantienen operativos, los cierres en Shanghái y otras grandes ciudades han propiciado una escasez de mano de obra que afecta a las empresas de transporte por carretera, reduce el personal de asistencia en tierra y, en última instancia, se refleja en la lentitud de los puertos. El tráfico aéreo también se ha visto afectado considerablemente.