Terminada la campaña de Navidad y en pleno periodo de rebajas, todo parece indicar que se ha producido un importante incremento de las ventas en relación con el año anterior. La recuperación económica y la mejora de los índices de confianza de los consumidores han permitido, a falta de conocer los datos definitivos, que las ventas este año se hayan situado a niveles anteriores al estallido de la crisis económica.
Sin embargo, el fin de periodos de alto volumen de ventas, después de la Navidad y de las rebajas, suelen ser difíciles para muchas pequeñas y medianas empresas que tienen que hacer frente a una significativa reducción de las mismas, especialmente en sectores como el retail, con los inevitables desajustes de liquidez.
Los últimos estudios realizados sobre la situación de las pymes en España coinciden en destacar que la liquidez es uno de los pilares que determinan la supervivencia de un negocio. En definitiva, contar con una seguridad económica suficiente para mantener la actividad empresarial.
La liquidez que es uno de los indicadores más fiables para conocer la capacidad que tienen de hacer frente a los pagos a corto plazo y, en consecuencia, sus posibilidades de afrontar con garantías los periodos de incertidumbre derivados de la fluctuación de las ventas.
Para ello, lo más habitual esrecurrir a financiación externa para hacer frente a los pagos inmediatos de proveedores con los correspondientes costes que ello representa.Según CESGAR (Sociedades de Garantía Recíproca), casi un tercio de las pequeñas y medianas empresas ha tenido necesidades de financiación para destinarla al circulante.
A esto hay que añadir la dificultad que encuentran algunas empresas para acceder a la financiación externa por falta de avales y garantías adecuadas.No en vano, el documento Perspectivas España 2016 de KPMG constata que los problemas de acceso a la financiación se encuentran entre los cuatro principales amenazas que perciben los empresarios.
En este complicado entorno, lo más recomendable es buscar soluciones dirigidas a controlar la deuda y gastos a corto plazo. Adoptar medidas alternativas que te permitan afrontar pagos, a corto y medio plazo, sin tener que recurrir a complicados productos financieros que al final generan más problemas de los que resuelven, incrementando tus gastos y niveles de endeudamiento.
Las tarjetas para empresa representan una adecuada y útil alternativa para que gestiones mejor esos picos de liquidez ya que te posibilitan, por ejemplo, retrasar los pagos varias semanas desde el momento de la compra hasta la recepción de la factura final, con la opción de hacerlo incluso sin intereses.
Este medio de pago te ofrece la posibilidad de incrementar tu capacidad de pago con tus proveedores a corto plazo, y son una excelente herramienta de gestión empresarial porque te permiten acometer con tranquilidad los gastos necesarios para el desarrollo de tu actividad.
Un claro ejemplo de los beneficios de las tarjetas son los gastos que tus empleados tienen que afrontar ahora que van a reanudar su actividad de búsqueda de nuevos clientes tras el paréntesis de las vacaciones navideñas. Con ellas simplificas tu gestión de caja y tickets.
Igualmente, tras este periodo son mayores las compras de material y equipos, como ordenadores o impresoras, que no se has podido realizar durante el último mes, bien por falta de tiempo o a la espera de encontrar productos a mejor precio.
Usando este medio de pago podrás obtener datos detallados de operaciones que pueden ser muy valiosos para dotar de mayor efectividad a tus planes de tesorería y liquidez. Transmitirás además una imagen de mayor efectividad y solvencia ya que tu empresa siempre podrá cumplir puntualmente con sus pagos.
