Cuando se decretó el estado de alarma, en marzo del año pasado, la actividad notarial fue declarada como esencial. Durante todo este tiempo adaptándonos a los distintos niveles de restricciones, los notarios, hemos seguido desempeñando nuestra función pública.
Y me preguntaréis ¿son tan esenciales los notarios? Paso a explicaros nuestra labor en estos tiempos tan difíciles y extraed vuestras propias conclusiones.
Empezamos en el ámbito empresarial. Si os acordáis, cuando se decretó el estado de alarma, una de las primeras medidas adoptadas, fue la aprobación de líneas ICO, para asegurar la viabilidad de muchísimas empresas. Estamos hablando de miles de millones de euros. Si las notarías hubiésemos estado cerradas, esas pólizas de préstamo o crédito no hubiesen podido ser intervenidas, y serían meros acuerdos privados, entre las entidades financieras y sus clientes. Imaginad, miles de millones de euros en préstamos y créditos, avalados por el ICO sustentados en documentos privados, sin intervención notarial, que para poder ejecutarse necesitasen de prueba de todos y cada uno de sus extremos: fecha, identidad, capacidad, suficiencia de representación, o consentimiento informado; es decir todo aquello que proporciona la intervención notarial.
Seguimos en el ámbito personal. La pandemia está siendo especialmente dura para las personas de avanzada edad. Durante todo este tiempo, los notarios hemos seguido atendiendo a estas personas, autorizando documentos tan trascendentales como testamentos o poderes, muchos de los cuales, ante la imposibilidad de desplazarse de estas personas, han sido autorizados por nosotros en domicilios particulares, hospitales o residencias de ancianos. Incluso en aquellos casos en los que nuestro desplazamiento no era posible (personas confinadas y/o contagiadas) ha habido compañeros que, de manera altruista, dictaban por teléfono instrucciones a esas personas, para redactar testamentos ológrafos o para el caso de pandemia.
Os hablo ahora de procesos electorales. Si no me falla la memoria, en estos meses de pandemia, en España se han celebrado cuatro elecciones autonómicas (Galicia, País Vasco, Cataluña, y Madrid). Pues bien, los notarios hemos seguido realizando de manera gratuita, fuera de la notaría, poderes electorales, que son esenciales para el voto por correo. Incluso llegamos a proponer a las autoridades competentes sistemas de otorgamiento por videoconferencia, sobre la base de una infraestructura que tenemos.
Y por último me referiré al día a día en la oficina. Durante todo este tiempo, los notarios hemos intentado adoptar todas las medidas de prevención (mascarillas, mamparas, bolígrafos desechables, geles o incluso purificadores de aire), espaciar las citas para que no se acumule la gente, restringir la entrada de acompañantes, realización de trámites previos de manera telemática etcétera, para que los ciudadanos puedan seguir entre otras cosas, comprando su vivienda, constituyendo una sociedad, ordenando su herencia, casándose, divorciándose, o pactando capitulaciones matrimoniales. Asumiendo, los riesgos de exposición que eso conlleva. Creedme han sido muchas las notarías que han tenido que cerrar temporalmente, como consecuencia de contagios detectados. Y por desgracia también hemos tenido que lamentar pérdidas, como cualquier otro colectivo. En este punto, me gustaría agradecer el trabajo encomiable del personal de nuestras notarías.
En definitiva, los notarios hemos cumplido y seguimos cumpliendo nuestro deber, como otros muchos colectivos. Y además sabemos, porque estamos en contacto permanente con la ciudadanía, que hay muchos sectores que llevan meses sin poder desarrollar con normalidad su actividad. Así que sirvan estas líneas también, de reconocimiento a todos ellos.