FAEMA EMPLEO es finalista a los premios Pyme por la Igualdad de la V edición de los Premios CEPYME.
¿Cree que el premio CEPYME 2018 podría mejorar la imagen de su empresa de cara a clientes, proveedores y futuros inversores?
Por supuesto, siempre los premios son sinónimo de un gran trabajo y de responsabilidad para seguir mejorando.
Solamente el hecho de ser finalista nos ha hecho una enorme ilusión. Siempre hemos trabajado desde la humildad y dando pequeños pasos pero sobre todo con el sueño de ir consolidando el empleo de aquellas personas que forman parte de nuestro equipo. Creo que nuestros clientes y proveedores se sentirán orgullosos de formar parte de nuestro proyecto, son una clave fundamental para conseguir nuestros objetivos. Sin clientes satisfechos y comprometidos no somos nadie, ellos son los que hacen posible que podamos seguir creando empleo. El tener un trabajo dignifica a la persona, estructura su tiempo y hace posible tener un plan de vida de autonomía personal.
¿Dónde ve su empresa dentro de 2 años?
Siendo un referente en la contratación de personas con capacidades diferentes. Con más trabajadores y gritando al mundo que todas las personas tienen derecho a un trabajo digno. Rompiendo estigmas y barreras que envuelven prejuicios hacia las personas con discapacidad. Todos tenemos capacidades y limitaciones.
¿Cómo conoció los premios CEPYME?
Nos llegó la información por correo electrónico a través de Fundación Once e Inserta Empleo. Sabíamos que era difícil pero había que intentarlo. Nuestra trayectoria siempre ha estado marcada por retos y merecía la pena intentarlo.
¿Por qué ha tomado la decisión de presentarse a los premios CEPYME?
Vimos que realmente en la categoría de igualdad llevábamos años trabajando y pensamos por qué no intentarlo. Nos animamos y aquí estamos siendo finalistas de unos premios nacionales. Realmente considero que implantar medidas de igualdad es mejorar la calidad de vida de la propia empresa y de sus trabajadores. Adaptamos el puesto de trabajo a cada persona, horario, tareas, capacidades, etc. El tener planes de igualdad, de conciliación familiar, medidas de flexibilidad horaria, lenguaje no sexista, protocolo de prevención de acoso laboral, etc. hace que el trabajador disfrute de su trabajo, se sienta en un ambiente protegido, querido, respetado, escuchado, en definitiva, que forma parte de la empresa y lo más importante es feliz. Este ambiente hace que mejore la productividad del equipo humano y apenas exista absentismo laboral.
¿Cómo considera usted que podría repercutir a su PYME la posibilidad de ganar el premio PYME igualdad?
Creo que sería un premio sobre todo compartido. Demostrar no solo en Ávila sino a todos los Centro Especiales de Empleo de iniciativa social de España que formamos parte del FEACEM, que podemos ser empresas que trabajan con calidad, que somos competitivos, que estamos para quedarnos en la sociedad porque muchas personas necesitan de nuestro apoyo.
Es trabajar la responsabilidad social con implicación plena, creando y consolidando empleo para aquellas personas que lo tienen más difícil.
Este premio es el reflejo de la implicación que tenemos con las personas con discapacidad y animaría a otras empresas a trabajar en términos de igualdad.
Sabiendo que las mujeres cobran en España un 30% menos que los hombres, ¿Qué propone usted para eliminar esta desigualdad?
A mí me parece tan injusto que no me lo puedo ni creer. En Faema cuando hablamos de igualdad, hablamos de igualdad plena y eso, por supuesto incluye el salario. Hay que pagar a la persona por categoría profesional, por capacidades y por competencias profesionales y no por ser hombre o mujer.
Creo que hay que establecer medidas de empoderamiento de la mujer con capacidades de liderazgo y medidas de igualdad desde edades escolares.
Que las tareas del hogar, cuidado de personas, niños, mayores, son tareas de autonomía personal y responsabilidad compartida entre hombres y mujeres. Partiendo de esta premisa, desde las empresas debemos implantar medidas de flexibilidad horaria que permitan trabajar para vivir y no vivir para trabajar.