Los datos de paro del tercer trimestre confirman que el fin del confinamiento no fue suficiente para recuperar la actividad anterior a la llegada del virus.
En el tercer trimestre el empleo creció en 569.600 puestos de trabajo (+3%), según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), pero con ello no se logra recuperar el empleo que se perdió en el segundo trimestre; se recobra algo más de la mitad del empleo perdido en el trimestre anterior. El mercado laboral todavía deja una pérdida de 697.500 puestos de trabajo respecto el mismo período del año anterior. Por otra parte, el paro se incrementó un 10’5% en el tercer trimestre del año, hasta alcanzar la cifra de 355.000 parados más, situando la tasa de paro en el 16,2%.
Estos datos ponen de manifiesto que el levantamiento de las restricciones a la actividad y a la movilidad por sí solas no son suficiente para reactivar la economía, y alertan del grave deterioro a la actividad. Además, los efectos de la segunda ola de la pandemia junto a la falta de certidumbre que acusan las pymes para planificarse dificultan todavía más la supervivencia de muchas empresas, en especial pymes.
Asimismo, hay que tener en cuenta que más de 500.000 ocupados están todavía en situación de ERTE, instrumento que ha evitado un incremento más significativo de la tasa de desempleo, dado el contexto actual. Pero para impedir un aumento mayor del desempleo es fundamental prolongar, el tiempo que sea necesario, las medidas de flexibilidad ya existentes y acompañarlas con nuevas medidas y estímulos que ayuden a que las pymes puedan resistir una menor actividad en los próximos meses.
El último Barómetro de a Pyme, elaborado por CEPYME, reflejaba que la mitad de las empresas (51%) veía amenazada su supervivencia, porcentaje que puede verse incrementado por los actuales rebrotes, con la consiguiente pérdida de empleo.
Ante este escenario, las subidas fiscales que ha anunciado el Gobierno repercutirán negativamente en la actividad y en la atracción de inversión. Desde CEPYME hemos reiterado en los últimos meses que es un grave error dividir el tejido empresarial entre grandes y pequeñas empresas. El incremento de cargas a las grandes empresas repercute también en la actividad de las pymes. Este incremento es especialmente preocupante y perjudicial en un momento en el que está en un grave riesgo la supervivencia de muchas pymes. Conviene recordar asimismo que España es el único país de Europa que prevé un incremento de impuestos para el próximo año, lo que sitúa a nuestras empresas ante un escenario de pérdida de competitividad y mayores dificultades que sus homólogas europeas.
En este contexto de elevada incertidumbre se hace necesario el apoyo del Gobierno al tejido empresarial propiciando un escenario lo más atractivo posible para la inversión y que estimule la demanda, al igual que sucede en países de nuestro entorno con un importante apoyo a las empresas en ayudas fiscales.