En un entorno económico tan cambiante, globalizado y donde la innovación tecnológica está cambiando la forma de hacer y de entender la forma de hacer negocio, la PYME necesita herramientas para competir. En la mayoría de los casos, las carencias detectadas por estas organizaciones están relacionadas con la falta de talento interno para afrontar nuevos retos.
En los últimos años, la inestabilidad económica y laboral ha propiciado la adopción y desarrollo en España de un modelo de gestión del talento directivo que proviene del mercado anglosajón: el interim management. Este modelo de contratación permite a las organizaciones disponer de profesionales interinos para la dirección y gestión de procesos de cambio, proporcionando el talento necesario en el momento adecuado.
Esto es posible por dos cuestiones principales. La primera de ellas es el propio perfil profesional del interim manager. Se trata, en todo caso, de un profesional con dilatada experiencia en puestos directivos. No sólo analiza la situación de una compañía y diseña una estrategia que permite mejorar su competitividad, sino que es capaz de liderar el proyecto hasta su implantación total. En segundo lugar, es posible porque la vinculación a la empresa es temporal y, a través de un contrato de tipo mercantil, está sujeta al desarrollo de una misión ejecutiva y al cumplimiento de unos objetivos previamente establecidos. De este modo, se consigue una mayor eficiencia en la gestión del talento, sin comprometer la estructura de costes de la empresa ni la viabilidad futura de los proyectos emprendidos.
Pero, ¿en qué casos puede ser de utilidad contratar a un interim manager?
La figura del interim manager complementa y completa el equipo directivo de una empresa, aportando unas habilidades y conocimientos de las que ésta carece y que son necesarios para emprender o gestionar procesos de transición. Partiendo de esta base, es interesante para las organizaciones en 4 situaciones diferentes: la sustitución temporal de un cargo directivo, la gestión de un cambio organizacional relevante, el desarrollo de nuevos negocios o mercados y la consolidación o profesionalización de una startup.
Dentro de cada uno de estos grandes grupos existen innumerables y muy diferentes casuísticas, que perfilan un abanico de posibilidades tan amplio y rico como las necesidades que el propio mercado plantea.
Misiones más habituales
El concepto de “misión”, frente al de “proyecto” manejado en el ámbito de la consultoría, es el que enmarca y denomina a la acción ejecutiva de un interim manager dentro de una empresa. El concepto trata de poner en valor la consecución de un objetivo claro e inequívoco antes de poner el marcha el plan de salida, con el que se da pon concluida la acción y se establece un relevo interno y/o una amortización de ese puesto directivo. Con este criterio, y considerando las 4 casuísticas tipo anteriormente indicadas, las misiones pueden ser de diversa índole, atendiendo al momento del ciclo de vida en el que se encuentre la organización. Sin duda, en los últimos años, los perfiles de financieros, organizativos y de gestión han sido los grandes protagonistas con papeles destacados en la reestructuración interna de la compañía: mejoras de eficiencia, implantaciones de sistemas de gestión, reducciones generales de costes, fusiones, etc. En los últimos tiempos, una vez superada la etapa más dura de la crisis, y dentro ya de un nuevo ciclo económico, adquieren mayor protagonismo los perfiles interinos más vinculados al desarrollo del negocio con especial presencia en misiones relacionadas con la internacionalización de la empresa y sudigitalización.
Una solución flexible, de corta duración y con efectos positivos a largo plazo
El interim management se incluye dentro de una corriente más amplia que contempla la dirección y gestión empresarial como la prestación de un servicio (management as a service). En este sentido, sus principales ventajas son equiparables a los de cualquier otro proceso de outsourcing, si bien, introduce particularidades de gran relevancia.
En primer lugar y, como ya se ha mencionado, proporciona una total adecuación a las necesidades de la empresa: el interim manager aporta la experiencia, conocimientos y dotes de liderazgo requeridos para llevar a cabo la misión deseada. Además, es la fórmula de contratación más eficiente, ya que su vigencia se reduce a períodos concretos y a la consecución de unos determinados objetivos. Esta vinculación temporal favorece el control de costes de la organización, ya que en ningún caso implica un aumento de los costes fijos.
Otras de sus principales ventajas se relacionan con la rapidez y agilidad que otorga este tipo de contrato. Se reduce el tiempo de formación e integración del profesional, al tiempo que nos beneficiamos de la objetividad que proporciona el punto de vista externo y no viciado por las propias dinámicas organizativas.
Por otra parte, destaca la faceta de mentor que desempeña un interim manager, que asume la capacitación del equipo interno favoreciendo la viabilidad a largo plazo de los cambios introducidos.