La necesidad de invertir en innovación e investigación es cada vez más importante para fortalecer la competitividad y crear empleo en las economías basadas en los conocimientos. Un factor fundamental reside en aumentar el personal que se dedica profesionalmente al ámbito de la investigación y el desarrollo. En la UE-28, el porcentaje medio de población activa que trabaja en I+D ha crecido desde un 1,0% en 2007 a un 1,3% en 2017. Entre los países europeos se observan grandes diferencias, ya que en algunos se llega a cifras en torno o incluso por encima del 2%, mientras que en el otro extremo ni tan siquiera se alcanza el 0,5%.
Los estados miembros con la mayor proporción de población activa trabajando en el ámbito de I+D son Dinamarca (2,2%), Luxemburgo y Finlandia, ambos con un 1,9%, así como Austria con un 1,8%. Suecia y Bélgica comparten un 1,7%, mientras que Alemania y los Países Bajos se sitúan en un 1,6%. Francia y Eslovenia llegan ambos al 1,5%, al tiempo que la República Checa, Irlanda y el Reino Unido se quedan en la media europea.
Por debajo de la media están Italia y Portugal. A continuación figura España, junto a Grecia, ambos con un 1,0%. En nuestro país la cifra ha aumentado poco desde el año 2007, en el que estábamos en un 0,9% y seguimos por debajo del promedio de la UE-28. Por detrás de nosotros se sitúan 11 países de reciente adhesión, cerrando la clasificación Rumanía y Chipre que comparten un 0,4%.