Branding personal

¿Es el branding personal una estafa?

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Actualizado 09 | 04 | 2018 07:00

Branding personal

La marca o branding personal es un concepto de marketing que muchos expertos consideran como una estafa, como otro concepto extravagante para cobrarte por algo que no necesitas. Para hacerte creer que existe tal cosa como la marca personal, pero que realmente no es así.

Es sólo otra terminología para empezar a cobrar por un servicio que te dirá cómo construir tu marca personal. Lo que no deja de ser básicamente crear una necesidad artificial, en el sentido de hacernos creer que no es suficiente con tus habilidades y capacidades profesionales, sino que tienes que promocionarte, diferenciarte y hacer saber qué eres mejor profesional. Sin embargo, si has hecho algo notable en el pasado que la mayoría de la gente no puede, entonces esta es tu marca personal y no necesitas más, tu trabajo habla por sí mismo, dicen los expertos.

Lo que pasa es que resulta agradable creer en y comprar el concepto de ser capaz de construir una marca personal o atajos para el éxito. Pero la verdad, dicen estos expertos, es que la única forma de construir tu marca es hacer algo notable o algo que la mayoría de la gente no podría hacer y ya está, no hay otra manera.

En cambio, para alimentar ese ego virtual, ya hay agencias de branding personales, de marca personal, cookies de marca personal, etc.

Conduce a la precariedad laboral

En el estudio titulado Work and identity in an era of precarious employment, los profesores Steven P. Vallas y Angèle Christi afirman además que el branding personal también ha contribuido a la progresiva competitividad y precarización de los profesionales, señalando que esa obsesión por hacerse un nombre es un suicidio a largo plazo, porque se está acostumbrando al mercado a contar gratis con el trabajo de uno/a.

Lo mismo que viene a decir otro experto, Javier García, autor del libro La burbuja del emprendimiento: “Creo que contribuye a la precarización en el sentido de que de esa manera se compite por conseguir un sueldo, no un buen sueldo, sino algún tipo de remuneración, la que sea”; por lo que la obsesión “por hacerse un nombre” supone un “suicidio a largo plazo porque en aras de esa supuesta fama se está acostumbrando al mercado a contar gratis o casi gratis con los profesionales”.

En este mismo sentido, también Alberto Santamaría, autor de En los límites de lo posible, señala que la marca personal está originando competición entre los trabajadores: “la gente primero se sobrecualifica y hace miles de cursos” pero, como hay más personas con currículums o méritos parecidos, entonces “se empiezan a buscar las virtudes subjetivas, como la imaginación, la creatividad y la capacidad de trabajar en equipo”.

Steven P. Vallas y Angèle Christi obtienen sus datos de dos estudios cualitativos con empleados de distintos entornos: periodistas independientes en París y Nueva York (n = 101) y un conjunto más amplio de empleados de cuello blanco que se han enfrentado a la adversidad del mercado en Boston (n = 62). Siendo que los hallazgos también revelan que el discurso del branding personal se ha vuelto tanto prevalente como potente, alentando a muchos trabajadores a ajustarse a lo que, en su teoría recogida en La Gubernamentalidad (1978), Michael Foucault se refería como el «yo emprendedor». Algo a lo que los autores del estudio llaman “emprendedores de uno mismo” y que, al final, se resume en ofrecer los servicios de manera casi gratuita, contribuyendo de ese modo a una rueda de precarización creciente.

Por su parte, quienes trabajan en el coaching, redes sociales, liderazgo y demás afines al branding defienden que siempre será mejor diferenciarse y que te reconozcan que no.

 

 


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