La proporción de empresas españolas con restricciones a la financiación externa se ha ido reduciendo progresivamente y ya converge con los promedios de la zona euros, a pesar de que durante los peores momentos de la crisis económica llegó a ser «muy superior» a la europea.
Estas consideraciones aparecen recogidas en el Informe Anual de 2016 del Banco de España, en el que se destaca que los factores financieros han desempeñado un papel importante en la recuperación de la inversión de las empresas.
La mejora de la inversión, señala la institución, responde por un lado a la mejora de la situación económica de las propias empresas y, por otro, al reforzamiento de los balances de los bancos tras el proceso de reestructuración y recapitalización experimentado por el sector.
En todo caso, la institución percibe que en los últimos años se está produciendo un proceso de «desintermediación» de la financiación de las empresas españolas, que se aprecia en mayor medida en las empresas grandes.
Este proceso es un fenómeno global, pero su intensidad ha sido algo más marcada en España, ya que el grado de bancarización «ha sido tradicionalmente mayor que en otras economías de nuestro entorno», señala el Banco de España.
El informe también considera que la mayor diversificación de las fuentes de financiación puede favorecer que las empresas sean menos vulnerables a potenciales perturbaciones de distinta naturaleza.
Junto a esto, considera que la asignación de crédito se ha hecho más evidente en los últimos años en comparación con lo observado antes de la crisis.
Los recursos tienden a dirigirse con más claridad hacia empresas que presentan una situación económica y financiera comparativamente más favorable y son más productivas, señala.
Este mejor enfoque se debe en parte a la evidencia de que «los bancos habrían mejorado la selección de sus prestatarios en comparación con la situación anterior a la crisis», añade el informe.