La pandemia ha impactado de lleno en la población española afectando no solo a su vida diaria, sino que además ha tenido efectos en su salud mental. También ha tenido consecuencias en el mundo empresarial ya que, en el último año, el estado emocional y la fatiga laboral de los empleados se han visto resentidos.
Y es que, según el Colegio Oficial de Psicología de Madrid, las consultas psicológicas han aumentado alrededor de un 20%. Las compañías, por su parte, no son ajenas a ello ya que, según el estudio Retos de las empresas españolas en la era COVID-19 elaborado por Sodexo, el 60% de las organizaciones considera la conciliación, el bienestar físico y emocional de los empleados como el reto más importante sobre el que empezar a trabajar, y el 32% de las compañías también destaca como un desafío mitigar el estrés producido por la hiperconectividad, acentuada por el teletrabajo.
En este sentido, el trabajo en remoto y el miedo a un despido en plena crisis sanitaria disparó la obsesión de los trabajadores por rendir más y estar siempre disponibles para sus empresas, dando lugar a la aparición de síndromes como la productividad tóxica, la cual se refiere a la necesidad de producir más por miedo e incertidumbre y que provoca cierto bloqueo mental que impide disfrutar de la vida personal y el tiempo de ocio. Pero, al revés de lo que parece, puede provocar el efecto contrario y que la productividad de un empleado descienda. La productividad tóxica se convierte así en un síndrome que las empresas deben combatir y uno de sus efectos principales es que choca de frente con la conciliación, que es cada vez más valorada entre los empleados. De hecho, según el estudio Randstad Employer Brand Research 2021, en España, después del salario (70%), se trata del factor más tenido en cuenta por los trabajadores (66%).
Las empresas deben esforzarse en evitar la aparición de síndromes de este tipo entre sus empleados e implementar una estrategia que tenga en cuenta el bienestar integral de los profesionales, incluyendo tanto la salud física como la mental. Para ello, y como motivo del Día Mundial de la Salud Mental, nos ofrece algunos consejos que pueden aplicar las empresas para lograrlo:
- Crear una cultura de cuidado y bienestar. Según una encuesta elaborada por HAYS, el 64% de los profesionales asegura haber sufrido ansiedad o fatiga laboral desde el inicio de la pandemia. Fomentar la aplicación de hábitos saludables, tanto desde una perspectiva física como emocional, tiene efectos positivos en el bienestar de las plantillas y, por lo tanto, en su salud mental. Adquirir costumbres que eviten llegar a estas situaciones es más sencillo si la política de beneficios de la empresa ofrece servicios en esta línea, como puede ser dar acceso a programas de wellness que incentiven el cuidado personal a través del ejercicio físico y con prácticas enfocadas al bienestar mental.
- Flexibilidad para recibir ayuda si se necesita. En ocasiones, garantizar el bienestar emocional pasa por contar con ayuda profesional. Facilitar esta asistencia desde las compañías mejorará la salud mental de las plantillas, bien ofreciéndose de manera interna o aportando flexibilidad para acudir a las citas. Las organizaciones entienden la importancia del apoyo psicológico y es algo que ya empiezan a tener en cuenta como parte de sus planes de beneficios. Según el informe, el 28% de las compañías se plantea incluir servicios como la meditación o prácticas enfocadas al bienestar psicológico.
- Promover el tiempo libre (adicional) si es necesario. Evitar la sobrecarga de trabajo o la hiperconectividad son algunos aspectos fundamentales para que no se desarrollen ciertos síndromes vinculados al trabajo en general y al estrés en particular. Disfrutar de un tiempo libre de calidad ayuda a minimizar estos riesgos, por lo que es recomendable fomentar la desconexión y aprovechar las ventajas que ofrece la flexibilidad, muy ligada al teletrabajo, pero que también puede aplicarse en sistemas de trabajo presenciales o híbridos; incluso, llegando a ofrecer más tiempo libre del inicialmente estipulado.
- Procurar la conciliación. Lograr un equilibrio entre vida personal y laboral es cada vez más valorado y demandado por profesionales. Controlar el día a día de manera sencilla, tanto en el ámbito laboral como en el personal y en cuanto a la combinación de ambos, minimiza los niveles de estrés y aumenta el grado de satisfacción general de los empleados, lo que beneficia al estado mental. En el caso de los trabajadores que son madres y padres, servicios como el cheque guardería facilitan este tipo de gestiones cotidianas.
“La salud mental de los empleados es algo que las empresas no deben descuidar. Después de la carga emocional sufrida durante el último año y medio, las organizaciones deben poner especial atención en el cuidado integral del empleado y poner en marcha iniciativas que ayuden a cuidar no solo su salud física sino también la salud mental para que sea posible compatibilizar una vida personal y laboral plena”, establece Miriam Martín, directora de marketing de Sodexo.
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