«La productividad de una empresa con trabajadores felices puede aumentar una media del 31% y su mejora en la salud puede alcanzar hasta un 21%». Así lo ha destacado en la Universidad de Navarra la psicóloga, escritora y coach María Jesús Álava Reyes, quien ha impartido una conferencia bajo el título ‘La felicidad productiva’, organizada por la Facultad de Educación y Psicología.
La psicóloga, considerada top 100 mujeres líderes en España en 2012 y con una amplia experiencia en recursos humanos, ha afirmado con convencimiento que «la felicidad es la que provoca el éxito, y no al revés». «La clave está en una buena combinación entre la gestión de las operaciones -eficiencia operativa- y la gestión de las personas-felicidad profesional-«, ha añadido.
Estas conclusiones se desprenden de la investigación que realizan desde su centro de psicología en Madrid, donde aplican la herramienta del «capital emocional», que analiza cómo las palancas personales y organizativas inciden en la productividad.
Dirigiéndose a los empresarios que han asistido a la sesión, la especialista ha preguntado «¿por qué a la hora de escoger entre los candidatos no interesa si son felices o no; y nos centramos fundamentalmente en otro tipo de competencias?».
Según la psicóloga, «el impacto que en un equipo tiene una persona alegre, vital, feliz, motivante, es fantástico, ya que generalmente es gente que busca soluciones, creativa y resistente a la frustración». «El impacto que esto tiene en la empresa y en la productividad de ésta es enorme», ha manifestado.
La autora de libros como La inutilidad del sufrimiento, el libro de psicología más vendido de España, ha indicado también que no hay salario que pueda pagar el sufrimiento de una persona, y que «la mejor inversión de cualquier empresa es la búsqueda de la felicidad de sus trabajadores».
Para la ponente, la seguridad, la baja tasa de absentismo, la eficacia y la eficiencia, además de la productividad, están directamente relacionadas con el nivel de felicidad de los trabajadores. «Cuando en una empresa los empleados trabajan bajo presión, puede que la productividad suba a corto plazo, sin embargo, a medio y largo, es una medida contraproducente, ya que hace que haya fuga del talento y provoca un alto índice de absentismo», ha dicho.
En este punto, quiso hacer una distinción entre el estrés positivo, «aquel que nos estimula, nos ayuda y empuja a mejorar», y el negativo, que es el que «nos impide descansar, nos produce ansiedad, nos puede llegar a bloquear y tiene manifestaciones, incluso físicas, como la falta de sueño, sudoración o taquicardias».