Uno de cada siete trabajadores a nivel global puede perder su trabajo actual debido a la automatización

El 52% de los empleos en España podrían automatizarse durante esta década

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Actualizado 24 | 06 | 2021 11:15

Automatización empleo

Randstad ha presentado su informe “Flexibility at Work – Abrazando el cambio”, en el que su centro de estudios Randstad Research analiza las principales tendencias en el ámbito laboral y sus perspectivas de cara al futuro, con especial énfasis en el impacto de la pandemia y la influencia de la tecnología.

El estudio de Randstad destaca que uno de los principales retos a los que se enfrenta la economía es la automatización de la producción, de modo que uno de cada siete trabajadores perderá su trabajo actual a nivel global. En el caso concreto de nuestro país, el 52% de los puestos de trabajo actuales corre el riesgo de automatizarse, parcial o totalmente, en la próxima década.

Puestos de trabajo en riesgo de automatizarse

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Fuente: Randstad – Flexibility Work

Esta situación no tendría que conllevar un aumento del desempleo, según el informe de Randstad. De hecho, el carácter cambiante de los empleos ha sido una característica permanente del progreso tecnológico en el pasado y, en última instancia, conducirá a la aparición de tres nuevos tipos de trabajo: el trabajo fronterizo, el trabajo de última milla y el trabajo de riqueza.

El trabajo fronterizo se refiere a los puestos de trabajo en los nuevos campos tecnológicos; el trabajo de riqueza, a los puestos de trabajo creados gracias al aumento de la productividad; y el trabajo de última milla, a los puestos de trabajo que aún no pueden automatizarse.

La importancia de la formación

Un escenario que creará grandes oportunidades laborales, hasta tal punto que la OCDE estima que el 65% de los niños que actualmente asisten a la escuela infantil terminarán realizando un trabajo que aún no existe. De hecho, el Foro Económico Mundial predice que en 2022 surgirán 133 millones de trabajos nuevos, fruto de una nueva división del trabajo entre personas, ordenadores y algoritmos.

Muchos de estos trabajos emergentes estarán mejor pagados y serán menos repetitivos que los que sustituyen, pero los profesionales necesitarán un nuevo conjunto de competencias para realizarlos. Más allá de las habilidades tecnológicas tan necesarias en la actual situación de transformación digital acelerada por la pandemia, se estima que en 2030, algunas de las competencias más demandadas serán competencias blandas, como el pensamiento crítico, la creatividad y la inteligencia emocional.

El teletrabajo, una oportunidad

Una de las lecciones más importantes que nos deja la pandemia es la capacidad de adaptación y la flexibilidad, que tiene como principal referente al teletrabajo, una tendencia que no va a desaparecer tras la crisis.

Según Jacques van den Broek, CEO mundial de Randstad, “el trabajo será más flexible en cuanto a formato, alcance y contenido. El cambio repentino que ha supuesto trabajar desde casa durante parte del 2020 ha influido en la forma de pensar de muchas personas sobre la conciliación profesional y familiar, la satisfacción laboral y la ubicación física”.

Este escenario, además, puede resultar una tabla de salvación para el medio rural en aquellos países con grandes desequilibrios frente al mundo urbano, como es el caso de España. De hecho, si mejora la conectividad a Internet en estos lugares y el empleo depende cada vez menos de la ubicación física, podría incluso provocar el desplazamiento de las zonas urbanas a las rurales, o de las grandes ciudades a las más pequeñas.

Un futuro de flexibilidad

Más allá del teletrabajo, el informe de Randstad Research señala cómo otras formas de trabajo, igualmente caracterizadas por su flexibilidad, tienden a consolidarse. De hecho, cada vez son más frecuentes los contratos temporales, a tiempo parcial y bajo demanda o el trabajo por agencia. El trabajo se ha vuelto más variado y menos rígido, debido a la combinación de las nuevas tecnologías con una mayor conectividad, así como con un cambio cultural más amplio.

En la mayoría de los países de ingresos altos, entre el 5% y el 25% de todos los trabajadores tienen contratos temporales. Un tipo de contratación que ofrece ventajas tanto al empresario como al trabajador, y a menudo facilitan relaciones laborales que no habrían sido posibles de otro modo. En concreto, permiten a las empresas ajustar rápidamente el tamaño y la composición de su plantilla en función de las necesidades, en especial en una situación tan cambiante como la actual, mientras que para el profesional le supone enriquecer su experiencia laboral y servir de eficaz puente hacia el empleo indefinido.

El desafío del empleo digital

Randstad Research también señala la tendencia del empleo digital a través de plataformas de trabajo disruptivas o economía gig que, aunque aún minoritaria, va camino de la consolidación

De hecho, entre mayo de 2016 y el mismo mes del presente año, el número de ofertas de empleo de estas empresas se ha duplicado en todo el mundo y actualmente supone la principal fuente de ingresos para alrededor del 2% de los adultos en la UE.

Crecimiento del trabajo online

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Fuente: Randstad – Flexibility Work

Estas plataformas están aumentando la participación de la mano de obra, creando nuevas oportunidades de empleo e impulsando la productividad de la economía. Estos beneficios se están ampliando a medida que las plataformas digitales permiten una búsqueda de empleo más rápida, un mayor alcance y una coordinación más eficaz para los trabajadores.

Sin embargo, en estos modelos de empleo los trabajadores son autónomos, y en muchos países existe un debate por la forma en que las plataformas definen el estatus de un trabajador y por el lugar que ocupan estas relaciones en la normativa laboral vigente.

Hacia un empleo sostenible

El informe de Randstad Research hace hincapié en la importancia de fomentar un empleo de calidad y sostenible para garantizar el desarrollo social y económico. En este sentido, la movilidad en el mercado laboral es crucial para el éxito a largo plazo de todos los países, especialmente los que se enfrentan al doble reto del envejecimiento de la población y la escasez de competencias.

Por otro lado, y a medida que se producen cambios en la demografía por edades y en la distribución global del talento, un mercado laboral justo y sostenible depende cada vez más de la inclusión. De hecho, mejorar la diversidad en términos de edad, género y etnia es esencial para la resiliencia de las organizaciones, el crecimiento económico y la estabilidad social. En este sentido, la flexibilidad en el trabajo es un aspecto muy importante para lograrlo.


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