Así se titula la presentación que hace Angela Duckworth, Profesora de Psicología de la Universidad de Pensilvania (EE.UU.), en la que explica cómo se puede elaborar un sencillo esquema para tomar decisiones, elegir qué tareas priorizar y determinar cuál es la meta u objetivo final en la vida.
Para ello, esta profesora parte de la base de que los objetivos humanos existen jerárquicamente. Por lo que aplica la estructura o esquema piramidal a todos nuestros objetivos, tanto en el trabajo como en la vida, denominándola «La pirámide de metas».
Esquema
En la base de la misma colocaríamos los objetivos más simples, específicos y, generalmente, pertenecientes a las tareas habituales y pendientes. Es lo que solemos llamar lista de cosas para hacer, desde una reunión o encuentro a escribir un correo electrónico o cepillarse los dientes.
Seguidamente estarían los objetivos de importancia media, cuyo objetivo principal es apoyar al objetivo definitivo; mientras que los objetivos simples hacen o sirven también para lograr las metas intermedias. Los objetivos intermedios son como los propósitos que tenemos en el día a día, aquello que nos proponemos al levantarnos y que vemos cumplido al acostarnos, pudiendo englobar en este nivel medio de metas las del trabajo, la familia, las relaciones sociales, etc.
En la cúspide estaría nuestro objetivo principal, aquello que supone la meta final en la vida. Para determinarlo, Duckworth aconseja intentar plasmar en una frase aquello que diga o refleje quién soy y hacia dónde me dirijo, hasta poder definirlo en diez palabras.
Con ello, tendríamos nuestro mapa mental, que es el que debe guiarnos en el éxito cada día.
Funcionamiento
Esto en cuanto al esquema o estructura de esa pirámide de metas, la cual opera, según su autora, de manera fácil o sencilla.
Si no se puede alcanzar uno de los objetivos, es decir, sin las cosas van mal o no funcionan, la profesora aconseja, indicando que se trata de un ejercicio muy poderoso, volver sobre el objetivo principal y basarnos en el mismo para que sea lo que dirija, corrija, elija, dirima y, en definitiva, supedite y optimice el resto de metas a la principal o más importante (cuestión de jerarquías y que también recuerda a la pirámide de necesidades de Maslow).
Dicho de otra forma, en base a este esquema o pirámide de metas, podremos enfocar correctamente nuestro trabajo y vida en general al establecer prioridades, poniendo o teniendo siempre claro cuál es la meta principal y supeditando a ello todo lo demás. Es decir, si algún otro objetivo, primario o secundario, impide o bloquea a nuestro principal objetivo, deberá descartarse.
