La presidenta de la Confederación de Asociaciones Empresariales de Balears (CAEB), Carmen Planas, ha hecho público en el día de hoy el informe de coyuntura “Evolución Económica” correspondiente al primer trimestre de 2021, en el que señala que la reformulación de expectativas ha mantenido durante todo el trimestre un carácter variable, propio de afrontar la toma de decisiones en un escenario en el que la incertidumbre se ha mantenido en cotas altas.
Y es que “la evolución de la pandemia, no solo en las islas, sino en buena parte de los países europeos que, como Alemania y Reino Unido, responden de la mayor parte de los flujos turísticos, ha truncado poco a poco los esquemas iniciales y provocado que los actores hayan ido focalizando su atención en el medio plazo” ha señalado Planas.
Así las cosas, “al cierre del primer trimestre y, prácticamente, superada la tercera ola de la pandemia, el PIB Balears ha puesto de manifiesto un descenso real del 19,9% respecto del mismo periodo del año anterior”, ha destacado la presidenta de CAEB. Planas ha explicado que “este periodo ya incorpora en la base de las variaciones interanuales los primeros efectos de la pandemia correspondientes al mes de marzo de 2020”.
De esta forma, ha añadido Planas, “con este comportamiento, las islas suman tres trimestres consecutivos de moderación de la carga negativa, apoyados en una mejora del porcentaje de indicadores de actividad representativos que se aceleran (34,9% vs 26,7%, 4º trim.) y la consolidación de los que ya han devuelto su evolución al terreno positivo (20,9% vs 17,8%, 4º trim.)”.
La actividad no empieza el año con buen pie
Los indicadores de actividad más recientes muestran dos tendencias claras: (i) una progresiva aceleración que se ha extendido entre todos los componentes de oferta y que si bien ha permitido rebajar, de nuevo, la carga negativa del trimestre anterior, no ha impedido que la caída de la actividad respecto a los niveles previos a la pandemia siga siendo muy abultada y claramente superior a la del resto de regiones del entorno competitivo; y, (ii) unas expectativas de normalización más inminentes en la industria y la construcción que en los servicios, especialmente en las ramas de actividad que como el comercio, el alojamiento o la restauración dependen fuertemente de la actividad turística.
Y es que la apertura controlada de determinados espacios, el establecimiento de aforos y horarios, así como la gestión de las entradas y salidas de viajeros han marcado la pauta de un trimestre en el que el valor añadido del sector servicios ha experimentado una caída real del 22,2%, la más acentuada del tejido no agrario balear. El perfil de la senda de los servicios de Balears se asimila, así mismo, a la que traza la economía española, si bien ésta se ha seguido manejando en retrocesos más moderados (-5,3% vs -10%, 4º trim.). Así lo confirma la magnitud, todavía notable, del descenso de su cifra de negocios (-25,1% vs -3,8%, España) o el mayor recorte del empleo (-6,2% vs -1%, España). Particularmente, la falta de actividad se observa, entre otros, en la intensa caída de las pernoctaciones (-87,1% vs -96,1%, 4º trim.), de acuerdo con el retroceso de la afluencia de viajeros (-80,9% vs -91,4%, 4º trim.) y el mantenimiento en mínimos de la estancia media (2,6 días vs 2,4 días, 4º trim.).
Por su parte, el sector industrial de las islas ha encajado una contracción del valor añadido bruto del 7%, tasa que relaja la caída del trimestre anterior (-11,3%) y confirma las mayores dificultades para cauterizar la pérdida de valor añadido, puesto que su homologo nacional ha conseguido cerrar este primer trimestre en terreno positivo (1,1% vs -3,6%, 4º trim.). Con todo, cabe señalar que el secundario balear ha seguido manteniendo la pérdida de afiliados a un ritmo inferior a la del conjunto de tejido regional (-5,5%), un hecho que que se ha confirmado, sobre todo, en marzo (-2,7%, industria vs -4,9%, total tejido). En cualquier caso, resulta evidente que el actual volumen de actividad dificulta la reincorporación de factores productivos, hecho que, además se percibe en el estancamiento del porcentaje de utilización de la capacidad productiva instalada en torno a la mitad (49,8%).
Finalmente, el sector de la construcción ha encarado el inicio del ejercicio abordando la ejecución de los últimos proyectos iniciados al inicio de la pandemia y con la vista puesta en el devenir del visado de nuevos proyectos. Así las cosas, el valor añadido bruto generado por el sector durante el primer cuarto del año ha descendido un 5,4%, tasa que resuelve las dudas sobre su capacidad de perder carga negativa que mostró el trimestre anterior (-12,1%) y que se erige como la más moderada del tejido productivo no agrario. Con este comportamiento, el sector reproduce el perfil observado a nivel nacional, si bien lo cierra con unos marcadores más favorables que los recogidos en este territorio (-10,1% vs -12,7%, 4º trim.). Particularmente, la actividad del trimestre ha venido marcada por el agotamiento del cierre de proyectos iniciados con anterioridad o al inicio del estallido de la pandemia, tal como recoge el descenso de las certificaciones final de obra –tanto en número de edificios (-4,7%) como de viviendas (-12,5%)– y su correspondiente valor de liquidación (-2,4%).
La demanda interna, a la espera de la reactivación
Los principales componentes de la demanda agregada, como son el consumo privado y la inversión, han recortado la carga negativa de sus marcadores de crecimiento fruto, mayoritariamente, del efecto base que acogen respecto de un año atrás. Sin embargo, cabe señalar que tanto familias como empresas han seguido reteniendo sus planes de gasto e inversión a la espera de la reactivación económica y, en este sentido, con las expectativas puestas en las posibilidades de un verano mejor.
Concretamente, el consumo privado ha saldado el primer cuarto del ejercicio con un retroceso interanual del 22,3%, tasa que ha aminorado el ritmo de descenso del trimestre anterior por tercera vez consecutiva (-28,5%, 4º trim.). Con este comportamiento, el principal componente de la demanda agregada del archipiélago ha reproducido la tendencia observada a nivel nacional (-4% vs -9,4%, 4º trim.), si bien mantiene un grado de afectación mayor que deriva, sobre todo, de la severidad de las medidas aplicadas para contener la tercera ola en cada uno de los territorios, así como de la falta de apoyo del consumo de los no residentes, especialmente significativo a nivel regional.
A estos efectos, el consumo de los no residentes, aproximado a través del gasto turístico total, revela una nueva contracción (-74,4% vs -88,9%, 4º trim.) que descansa en el retroceso de la afluencia de visitantes (-75,1% vs -85,5%, 4º trim.) y que se exacerba, especialmente, en el segmento internacional (-76,3% y -76,8%, respectivamente). Con todo, cabe señalar que, en esta ocasión, el repunte de la estancia media hasta los 9,3 días (47,9% vs 20,6%, 4º trim.) ha conseguido compensar la contracción del dispendio diario efectuado por turista (-30,6% vs -36,2%, 4º trim.), todavía constreñido por las limitaciones a la actividad comercial y de ocio imperantes a razón de la pandemia.
Por su parte, la propensión a consumir de los residentes ha acusado el descenso de rentas afectadas por la destrucción de empleo, la minoración de los ingresos percibidos por los trabajadores que siguen sujetos a los ERTEs y la evolución alcista de los precios finales (1,6% vs -0,4%, diciembre 2020), de acuerdo con la presión ejercida por la energía, especialmente, sobre la cesta de bienes y servicios de compra recurrente.
Adicionalmente, la formación bruta de capital ha seguido retrocediendo en los primeros compases del ejercicio afectada por los daños acumulados en las cuentas de resultados, la elevada incertidumbre y, sobre todo, la tardanza en el despliegue de estímulos económicos capaces de acompañar la pérdida de actividad. No en vano, la inversión ha saldado el primer cuarto del año con una caída del 14,7%, tasa que, si bien ha conseguido rebajar en 4,2 puntos porcentuales el descenso del trimestre anterior, confirma el carácter dubitativo que adolece la senda de este componente de la demanda agregada. Y es que, a pesar de la rotunda proactividad de los bancos centrales desde la introducción de altas dosis de liquidez y el mantenimiento de unos tipos de interés en niveles extremadamente reducidos, las débiles perspectivas de negocio, en un contexto de actividad en mínimos y márgenes estrechos, han seguido lastrado el planteamiento de nuevos proyectos.
De hecho, la afiliación de empresas en alta a la Seguridad Social ha seguido en el primer cuarto del año retrocediendo prácticamente al mismo ritmo que el trimestre anterior (-6,9% vs -7,1%, 4º trim.), con una afectación en la industria y los servicios (-7,7%, ambos) superior a la de la construcción (-2,4%). Y es que el capital orientado a la inversión en construcción ha mostrado una cierta capacidad para evitar la parálisis, amparado en el segmento residencial. En este sentido, el presupuesto de ejecución vinculado a los proyectos visados durante el primer trimestre ha anotado un incremento (9,7% vs -40,7%, 4º trim.), de acuerdo con el comportamiento de la obra residencial (12,7% vs -33,6%, 4º trim.).
Mientras tanto, el sector exterior ha seguido sin contar con la exportación de servicios turísticos en un contexto en que la balanza comercial de bienes, descontadas las partidas de material de transporte, señala un descenso de las exportaciones (-6,3%). A título ilustrativo, el enfriamiento de las ventas al exterior ha sido puesto de manifiesto en partidas representativas del tejido local como los muebles (-65,5%), las pieles (-46,4%), el calzado (-15,5%) y las manufacturas de cuero (-3,3%), las perlas (-45,6%), la fruta (-15,5%), los jabones (-0,4%) o la leche y los productos lácteos (-0,1%).
Menorca, Ibiza y Formentera y también Mallorca convergen en su comportamiento
Menorca, gracias a un mejor comportamiento en el control sanitario y a su mayor diversificación productiva ha anotado, de nuevo, la menor contracción de la actividad. Concretamente, la estimación avance para el primer trimestre indica que la economía menorquina ha retrocedido a un ritmo interanual del 17,3% (vs -24,5%, 4º trim.), tasa que arroja, por tercer trimestre consecutivo, un balance menos desfavorable que los de Mallorca (-20,1% vs -27,3%, 4º trim.) y Eivissa y Formentera (-20,1% vs -27,5%, 4º trim.).
Cabe destacar, en cualquier caso, la confirmación de la tendencia a la reducción de la diacronía interinsular iniciada en el trimestre anterior, puesto que la actividad se ha acelerado en Pitiüses (7,4 pp), por encima de lo que lo ha hecho en Menorca (7,1 pp) y Mallorca (7,1 pp).
El inicio de la desescalada renueva la planificación empresarial
El tejido empresarial se encuentra trazando un plan de actuación plausible de cara a los próximos meses que facilite la convivencia con una todavía elevada incertidumbre y recupere la intención, tantas veces aplazada, de centrarse en la reactivación y, ya no, en la resistencia. A estos efectos, la evolución de las economías del mundo más avanzadas en este proceso confirma que es posible basar una recuperación sólida de los principales marcadores desde la combinación simultánea de tres factores, que son: (i) el apoyo a las rentas desde estímulos fiscales; (ii) la reapertura de la actividad; y, (iii) la aceleración del ritmo de vacunación.
La presidenta de CAEB, ha señalado que “los datos que no se pueden interpretar de otra manera que como unos datos duros”, porque manifiestan una caída del 19,9% que se superpone al descenso del 4,5% que ya registró la economía balear en el primer trimestre de 2020”.
Con todo, Carmen Planas ha añadido que “para los próximos trimestres, y aunque aún hay un gran componente de incertidumbre, es previsible que la economía balear evolucione reflejando datos más positivos”.
“Sin embargo, no podemos olvidar que serán datos comparados con los registrados el año pasado, que fue nefasto para Balears, desde que registramos la abrupta caída en forma de sima vertical anotada a partir del segundo trimestre de 2020” ha aclarado Planas señalando que “este hecho puede crear un cierto espejismo de optimismo por el efecto base tan negativo anotado el pasado año en el que el PIB balear cayó más del doble que el de la media nacional”.
Carmen Planas ha explicado que “con el dato de retroceso del 19,9% certificado en el primer trimestre de este año, queda mucho trabajo por delante para poder alcanzar un crecimiento positivo que muy probablemente no conseguiremos alcanzar hasta el año 2022”.
“Y este trabajo consiste fundamentalmente en acelerar el proceso de vacunación, lograr convencer a los mercados emisores, sobre todo al británico, de que Balears es un destino seguro, y hacer todos los esfuerzos posibles por alargar una temporada turística que no ha empezado como debía” ha concluido la presidenta de CAEB.