Protección empresas

El deber de protección de las empresas

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Actualizado 09 | 11 | 2016 10:24

Protección de las empresas

La globalización nos ha cambiado la vida tanto para lo bueno como para lo malo. El ampliar fronteras nos ha supuesto ampliar riesgos y peligros con los que antes no contábamos o al menos no éramos conscientes de su existencia.  La tan manida crisis económica, nos ha empujado a salir fuera de nuestros mercados para buscar nuevas oportunidades que traen asociados  nuevos riesgos empresariales y personales.

Toda persona que viaja a cualquier parte del mundo, es  hoy en día un objetivo, con independencia de que determinados países tienen un índice más alto de peligrosidad que otros. No obstante, no sólo el riesgo país es determinante para sufrir una amenaza, agresión o ataque de cualquier tipo.

Las amenazas se producen y a pesar de su desconocimiento  no son poco comunes en Europa. Estas se producen de forma recurrente en agravios personales, motivos financieros o incluso políticos. Frecuentemente se refieren a disputas laborales, despidos injustos o procedentes, o por desacuerdos entre los proveedores de servicios y clientes. Amenazas se han producido y se siguen produciendo hoy en día contra las personas que trabajan en los medios, en las ONGs, en los sectores financieros y empresariales y hasta en los defensores de una agenda política.

Estas amenazas se han ido sofisticando convirtiéndose muchas de ellas, en actos delictivos de extorsión al solicitar en fechas posteriores compensaciones económicas por las mismas. Los extorsionadores se han especializado pasando de la extorsión empresarial de secretos o activos críticos de la empresa, a la comercial, contaminando ciertas partidas de productos que fabrican y acabando con las cada vez más frecuentes  extorsiones cibernéticas.

En esta última hay que resaltar que todas las empresas son objetivo y ninguna es inmune a un ataque.

Las tácticas que utilizan los extorsionadores van cambiando. Algunos infectan el negocio de destino con un virus que cifra los archivos de la empresa bloqueando el acceso a los mismos . A esto se llama un ataque ransomware.

Otra táctica utilizada por extorsionadores cibernéticos es una denegación de servicio distribuido (DDoS). Los ataques  DDoS bloquean el acceso a sitios web de la empresa objetivo. En ambos casos, el fin último de los extorsionadores  son las compensaciones económicas que obtienen.

En el entorno familiar, nos vemos igualmente afectados y expuestos bien sea por motivos profesionales como particulares a amenazas cada vez más lamentablemente frecuentes como son: secuestros, también exprés y virtuales, retenciones ilegales, sobornos, repatriaciones de emergencia, etc.  Es por ello que tanto a nivel particular como profesional la empresa tiene el deber de velar y garantizar en la medida de lo posible la seguridad de sus empleados y sus familias.

Para ello, las empresas cada vez más, cuentan con servicios de gestión de crisis amparados bajo las cobertura de pólizas de seguros. Ofrecen estas, un servicio integral de respuesta 24 horas al día y 365 días al año de forma que además de dar soporte inmediato ante cualquier crisis personal o profesional, garantizan su servicio en todo el mundo.

Junto con al servicio proporcionado por estas agencias especializadas, estos seguros ofrecen un paquete de coberturas económicas para cubrir los gastos derivados de cualquiera de las amenazas como pueden ser: médicos, tratamientos psicológicos, consultorías, interpretes, recompensas, etc.

El deber de protección de las empresas para con sus empleados es una obligación.  Las empresas están cambiando y evolucionando al ritmo de las nuevas tecnologías y la digitalización que se está produciendo. Hay que dar ese nivel de protección y cobertura a los nuevos empleados que se incorporan fruto de estos cambios, los «Milenials»

Estos nuevos profesionales que conformarán la continuidad de las empresas, se mueven por parámetros totalmente distintos a los tradicionales en dónde los jefes, el proyecto, el equipo y la marca de la empresa cuenta más que la estabilidad laboral tradicional.  No obstante, la única barrera con la que se encontrarán  las empresas para atraer y retener ese  talento «milenial» estará en el nivel de protección y de seguridad personal que se les pueda proporcionar en el entorno de trabajo.

El mercado asegurador ha aprovechado esta oportunidad para desarrollar soluciones que garantice una última línea de defensa para el caso de incidentes cibernéticos y servicios de gestión de crisis para el resto de incidentes empresariales y personales.

Es importante resaltar que por mucho que nos cueste abordar estos asuntos y dejarlos en el cajón del olvido a la espera de que no nos afecte, conviene adelantarse y tomar medidas.

Por ello, me voy a permitir la licencia de sugerirles cuatro acciones que considero fundamentales para afrontar esta problemática creciente:

La primera. Tomar conciencia de la existencia de todos estos riesgos y amenazas valorando el impacto económico que pueda suponer para su empresa el verse afectado por cualquiera de ellos.

La segunda. Déjese asesorar por especialistas en estos productos analizando el  grado de competencia, dedicación  y confidencialidad.

La tercera. Valore el coste que supondría minimizar o evitar estos riesgos. Pida propuestas sin compromiso pues el coste puede sorprenderle positivamente.

La cuarta y última.  Duerma tranquilo en la confianza de que con sus decisiones ha valorado y puesto en marcha todas las medidas para garantizar la seguridad  personal y de los datos del mayor activo que tiene su empresa, «sus empleados» .


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