Data-driven… ¿o data-blind? La paradoja de las empresas que confunden medir con entender

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Actualizado 12 | 11 | 2025 11:04

Toma de decisiones basada en datos

En los últimos años, ser una empresa data-driven se ha convertido en el mantra de la gestión moderna. Los datos prometían eliminar la intuición, reducir el error y hacer que las decisiones fueran puramente objetivas. Sin embargo, muchas empresas han cruzado una línea peligrosa: han pasado de guiarse por los datos a depender ciegamente de ellos.

Esta “obsesión analítica” ha creado una nueva paradoja: las empresas que más invierten en datos a menudo entienden menos a sus clientes, actúan más despacio y pierden agilidad frente a competidores más pequeños, ágiles y con mejor criterio humano.

Según Gartner (2025), el 62% de las compañías que se definen como data-driven reconocen que sus decisiones estratégicas se ralentizan por exceso de información, y el 45% admite haber perdido oportunidades por análisis excesivo.

La pregunta es inevitable: ¿estamos construyendo empresas inteligentes o simplemente mejor instrumentadas para justificar cualquier decisión?

El espejismo del data-driven: cuando el número reemplaza al sentido común

Durante años, los datos han sido vistos como el antídoto contra la intuición mal informada. Y, en parte, lo son. Pero el problema surge cuando el dato se convierte en una excusa para no decidir, o en un sustituto del pensamiento crítico.

Los líderes data-blind confunden la precisión con la verdad. Creen que si algo se puede medir, se puede controlar. Sin embargo, no todo lo que importa es medible, y no todo lo que medimos importa. McKinsey destaca que el 80% de las métricas de rendimiento utilizadas por las empresas no tienen impacto real en el crecimiento. Muchas organizaciones miden lo que es fácil, no lo que es relevante.

Ejemplo típico:

  • Una empresa optimiza su tasa de clics, pero ignora el valor de vida del cliente.
  • Otra mejora su engagement, pero pierde rentabilidad.
  • Otra mide todo en dashboards brillantes… sin que nadie actúe sobre los datos.

El resultado: sobrecarga analítica, lentitud operativa y pérdida de visión estratégica.

De data-driven a data-wise: decisiones que combinan datos, contexto y criterio

Las empresas que triunfan en la era de la información no son las que más datos tienen, sino las que saben interpretarlos con criterio. La verdadera madurez analítica no consiste en tener dashboards, sino en tener una cultura de pensamiento basada en la evidencia, no en la dependencia.

Un enfoque data-wise implica:

  • Elegir métricas de propósito, no de conveniencia.
  • Usar datos para generar hipótesis, no para validar decisiones ya tomadas.
  • Combinar analítica cuantitativa con escucha cualitativa.
  • Dar autonomía a los equipos para actuar sobre los datos, no solo observarlos.

Harvard Business Review señala que las empresas que combinan datos con criterio humano obtienen un ROI 30% mayor en sus iniciativas analíticas que aquellas que confían solo en algoritmos.

La sobrecarga de dashboards: información sin acción

La digitalización ha democratizado el acceso a la información, pero también ha generado fatiga de dashboards. Equipos enteros dedican horas a revisar reportes que no conducen a decisiones. Los líderes, inundados por métricas, terminan enfocándose en lo inmediato, no en lo importante.

Accenture señala que el 54% de los directivos revisa más de 10 paneles de datos diferentes al día, pero solo el 18% afirma que los resultados influyen directamente en su toma de decisiones.

El problema no está en los datos, sino en la falta de narrativas que los conecten con decisiones reales. Por eso, las empresas más avanzadas están evolucionando hacia el data storytelling, combinando análisis con contexto, visualización y propósito.

La nueva prioridad: construir inteligencia contextual

Ser data-driven ya no basta. La próxima ventaja competitiva será ser context-driven: entender el porqué detrás del dato.

Esto implica:

  • Interpretar tendencias con visión estratégica.
  • Detectar sesgos y vacíos en los datos recolectados.
  • Conectar datos de negocio con datos humanos (comportamientos, motivaciones, emociones).
  • Priorizar calidad sobre cantidad de información.
  • Fomentar equipos multidisciplinares que integren analítica, creatividad y visión.

Forrester predice que el 60% de las empresas líderes en Inteligencia Artificial incorporarán analistas híbridos con formación en psicología, comportamiento humano o diseño de experiencias, no solo en ingeniería de datos.

Del dato al impacto: decisiones que transforman

Los datos deben ser el punto de partida, no el destino. El éxito no está en saber cuántos KPIs se monitorizan, sino qué decisiones concretas se toman gracias a ellos.

Un negocio verdaderamente inteligente es aquel que:

  • Convierte datos en acciones medibles.
  • Aprende del error sin esconderlo bajo el promedio.
  • Crea una cultura de preguntas, no de justificaciones.
  • Evalúa la causalidad, no solo la correlación.

La analítica del futuro será menos sobre qué pasó y más sobre por qué pasó y qué haremos después.

Las empresas que sobrevivan a la próxima ola tecnológica no serán las más automatizadas, sino las más lúcidas. Ser data-driven sin pensamiento crítico lleva a la ceguera estratégica.

El futuro pertenece a las organizaciones que logren combinar datos con intuición, algoritmos con empatía y dashboards con dirección.

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