El Instituto de Estudios Económicos prevé que el 2021 cierre con un crecimiento del PIB del 4,6% y para 2022, sea del 5,2%.

Informe semestral de Coyuntura Económica: Una coyuntura condicionada transitoriamente por la inflación

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Actualizado 20 | 12 | 2021 11:58

Coyuntura económica inflación

Íñigo Fernández de Mesa y Gregorio Izquierdo, Presidente y Director General del IEE, respectivamente, han presentado el Informe semestral de Coyuntura Económica ‘Una coyuntura condicionada transitoriamente por la inflación”.

El Informe recoge que, al margen de la pandemia, las mayores preocupaciones se centran en el aumento de la inflación y en los problemas de la producción y distribución a escala mundial, derivados de los cuellos de botella existentes debido a los desajustes entre oferta y demanda, que, además, pueden tener un carácter algo menos transitorio que lo estimado unos meses atrás.

El documento señala que la economía española ha continuado ganando dinamismo en la segunda mitad de 2021, aunque menos intensa de lo esperado, por el menor vigor del consumo de las familias y de la inversión empresarial, la peor evolución de la demanda exterior neta y la lenta recuperación de los flujos turísticos. Todo ello en un contexto de aumento de los costes y notables cuellos de botella en la producción. Así que, en este escenario, cabe destacar la situación del sector empresarial, que está haciendo un gran esfuerzo en contratación e inversión, al tiempo que sus costes se ven notablemente incrementados, reduciéndose de forma significativa los márgenes empresariales.

En la parte final del año se observa una pérdida de dinamismo de la actividad, de forma que, en el cuarto trimestre, el PIB podría registrar un avance trimestral del orden del 2%, con lo que estimamos que el crecimiento anual del PIB en 2021 será del 4,6%, y del 5,2% para 2022. Este crecimiento será impulsado por los fondos europeos y su impacto positivo en la inversión empresarial; el tono expansivo de las políticas fiscal y monetaria; el ahorro embalsado de los hogares; y la recuperación del turismo.

La evolución del mercado laboral a lo largo de 2021 ha sido muy favorable, de forma que la mejora del empleo en los últimos meses está siendo, incluso, más intensa que la recuperación de la actividad económica. Pero esta mejoría tiene matices: todavía permanecen en ERTE más de 100.000 personas; la recuperación del empleo está siendo desigual por sectores; la creación de empleo no se está trasladando por completo a las cifras de paro, y la tasa de paro todavía es más elevada que la del mismo periodo de 2019; y, por último, el empleo, en términos de personas, se está recuperando más intensamente que las horas trabajadas, que todavía están por debajo de los niveles previos a la crisis. Estos factores, junto con una recuperación económica menos intensa de lo esperado, obligan a mantener una nota de cautela sobre la evolución futura del mercado de trabajo, en un entorno de incertidumbres de diversa índole. Según las previsiones del IEE, la tasa de paro este año cerrará en 15,2% y el año que viene se estima en 14,4%.

Otro riesgo que se debe considerar es la situación de nuestras finanzas públicas, con un desequilibrio fiscal que supera el -8% del PIB en 2021 y una deuda pública que se está consolidando en el entorno del 121% del PIB. Estos niveles de deuda pública elevan nuestra vulnerabilidad financiera y pueden suponer un serio obstáculo para consolidar la recuperación económica.

Aceleración de la inflación

Uno de los principales factores de preocupación en el momento actual, y que no debe ser subestimado, es el incremento de la inflación, que en España se podría materializar en nuestra economía en el corto plazo, y poner en compromiso la consolidación de la recuperación económica y del empleo En nuestro país ha sufrido una notable aceleración a lo largo de 2021, situándose, en noviembre, en el 5,5%, siendo el encarecimiento de los productos energéticos el principal elemento inflacionista.

Por otro lado, las empresas están experimentando una presión creciente sobre los precios de sus consumos intermedios que, de momento, habrían trasladado solo muy parcialmente a sus precios de venta. Además, los elevados niveles de inflación pueden provocar un endurecimiento de la política monetaria por parte de los bancos centrales.

Pero lo más preocupante es que el aumento de la inflación se pudiera trasladar a los salarios, además de otras repercusiones como son la pérdida de poder adquisitivo de la renta familiar; el aumento del gasto público, los tipos de interés reales negativos; y la merma de la competitividad de la economía española vía precios.

Uno de los efectos más preocupantes de la inflación es que se produzca un enquistamiento de la misma debido a los efectos indirectos y “de segunda ronda”, que sucede cuando se retroalimentan las expectativas de inflación de los agentes, dando lugar a mayores incrementos futuros de precios. Esto puede suponer un incremento de los costes laborales para las empresas y un incremento de los tipos de interés nominales, lo que se traduce en una elevación del coste de capital y en una contracción de la inversión empresarial, que, a su vez, en el largo plazo es el principal determinante de las posibilidades de crecimiento de una economía. Aunque por ahora no se observa este fenómeno, se debe ser prudente con las políticas a abordar para tratar en la medida de lo posible mitigar, y no alimentar o promover, estos dañinos efectos de segunda ronda que pueden generar espirales inflacionistas en forma de profecía autocumplida, para que la inflación sea transitoria.

En conclusión, hay que señalar que la recuperación de la economía española continúa con buenas perspectivas para los años 2021 y 2022, aunque con más riesgos e incertidumbres de los que se contemplaban hace unos meses. Tras la posible evolución de la pandemia, la inflación y las limitaciones a la producción son los principales riesgos económicos para que el crecimiento sea menos vigoroso, sobre todo si estos efectos se prolongan en el tiempo, a los que se debe añadir la incertidumbre regulatoria que afecta de lleno al ámbito empresarial y la propia evolución de la pandemia, que no da tregua. No obstante, el impulso de los fondos europeos a la inversión, del ahorro embalsado al consumo de los hogares y la recuperación del turismo mantendrán crecimientos dinámicos.


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