Gestión tarjetas de Crédito

Cinco consejos para evitar endeudarse con la tarjeta de crédito

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Actualizado 19 | 04 | 2018 07:00

Tarjetas de crédito

Las tarjetas de crédito son uno de los productos financieros más utilizados actualmente. Una de las causas más frecuentes de endeudamiento con las tarjetas de crédito suele ser el disponer de más de dos de ellas y usarlas indistintamente para todo tipo de pagos.

Con un auge imparable, el uso del efectivo ve amenazado año tras año su (hasta ahora) incuestionable liderazgo, a pesar de que todavía cuenta con una holgada ventaja en la carrera de los métodos de pago. La comodidad de utilización y la extensión casi total de los terminales de pago en los comercios hacen que el denominado ‘dinero de plástico sea una opción a la que recurrir cada vez más a menudo, tanto en las compras ocasionales como incluso en las diarias y semanales. Sin embargo, y pese a todas las ventajas que acumula en su haber, es necesario llevar un control minucioso del uso que se hace de la tarjeta de crédito para no encontrarse al final de mes con sorpresas desagradables.

Y es que, a pesar de la comparación en el uso con el efectivo, no hay que olvidar la condición de instrumento de financiación de las tarjetas de crédito, y en consecuencia la responsabilidad que se tiene con el banco de devolver todo el importe dispuesto. Es posible hacerlo a final de mes sin coste añadido o asumir el pago de los intereses en caso de aplazar los pagos, algo que hay que tener muy en cuenta. Al igual que las comisiones aceptadas al firmar el contrato con la entidad financiera.

Pero que no cunda el pánico, te ofrecemos diferentes consejos para evitar acumular problemáticas deudas:

Dos tarjetas de crédito como máximo
Una de las causas más frecuentes de endeudamiento con las tarjetas de crédito suele ser el disponer de más de dos de ellas y usarlas indistintamente para todo tipo de pagos. Cuantas más tarjetas hay que gestionar, más complicado es llevar la cuenta del gasto realizado y del margen que se tiene para seguir realizando compras con este método de pago. Con una o dos tarjetas debería ser más que suficiente para cubrir las necesidades básicas del mes, e incluso también para financiar aquellos imprevistos que pudieran ser peligrosos para la economía personal.

No saldar deudas con ellas
Un error bastante común es adquirir tarjetas de crédito con el fin de aliviar alguna deuda para cuyo pago parcial no se tenga dinero suficiente, o incluso pagar con ella la totalidad de la obligación adquirida previamente. De esta manera, lo único que se consigue es generar todavía más endeudamiento, haciendo del problema algo todavía más grande. Lo ideal es hacer frente a deudas antiguas con efectivo o con los ahorros que disponga uno mismo, pues nunca hay que olvidar que las tarjetas de crédito cuentan, además, con un interés muy superior al de las hipotecas o los préstamos al consumo.

Llevar siempre al día los pagos
Seguramente sea el consejo más difundido y también el más lógico. Una tarjeta de crédito es un instrumento de financiación estupendo si se consigue devolver todo el dinero a final de mes y liquidar así la deuda adquirida sin ningún tipo de interés. En cambio, si no se es capaz de pagar a fecha límite y se necesita aplazar la obligación en diferentes plazos, el interés hará aumentar bastante el dinero a devolver. Hay que evitar entrar en esa espiral, pues puede llevar a imposibilitar la liquidación posteriormente y a entrar, en consecuencia, en la lista de mora de la entidad financiera.

Establecer un límite de crédito de uso
Si hablamos de que el mayor riesgo de las tarjetas de crédito es perder el control de los pagos efectuados con ellas, es lógico pensar que una buena medida de prevención pasa por establecer un límite de uso. En base a lo que uno ingresa cada mes, se debe determinar una cantidad máxima de dinero a usar con este método de pago, siendo esta cifra totalmente asumible para poder saldar de forma segura la deuda a final de mes.

No sucumbir a la tentación
Con ánimo de seducir al potencial cliente, las entidades financieras suelen ofrecer límites altos y promociones interesantes que pueden motivar un mayor consumo. Disponer de un límite de crédito muy elevado en la tarjeta no debe ser sinónimo de incrementar el consumo habitual; ni tampoco las bonificaciones o promociones por gasto en ciertos establecimientos debe alterar las necesidades habituales o los pagos realizados con el dinero de plástico durante el mes. Es por ello que la responsabilidad es un valor clave en el uso de las tarjetas de crédito.


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