La confianza del consumidor bajó 2,2 puntos en mayo en relación al mes anterior, hasta situarse en 97,7 puntos, debido a la peor valoración que hacen los ciudadanos de la situación actual y de sus menores expectativas, según los datos publicados este lunes por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).
Con el descenso de mayo, la confianza de los consumidores vuelve a registrar caídas después de haber repuntado algo más de un punto el pasado mes de abril y se sitúa en su nivel más bajo desde febrero de 2017.
De este modo, la confianza de los consumidores encadena cuatro meses por debajo de los 100 puntos. Por encima de la misma, la percepción de los consumidores se considera positiva, mientras que por debajo se entiende como negativa.
Dentro de los dos indicadores que componen el índice de la confianza del consumidor, el de situación actual registró un retroceso de 1,4 puntos, hasta los 91,3 puntos, mientras que el indicador de expectativas bajó 3,1 puntos en mayo, hasta los 104,1 puntos.
El retroceso de las expectativas de los ciudadanos es resultado de un descenso de 4,3 puntos en la valoración sobre la evolución futura de la economía, de la caída en 3,7 puntos de las expectativas sobre el empleo y la disminución en 1,2 puntos de la valoración sobre la situación futura de los hogares.
Por su parte, el indicador de situación actual bajó 1,4 puntos en el quinto mes del año, situándose en 91,3 puntos, como consecuencia del comportamiento negativo de dos de sus tres componentes.
Así, según el CIS, la valoración de la evolución general de la economía cayó 2,7 puntos y la del mercado de trabajo empeoró 3,9 puntos, en contraste con el aumento de 2,4 puntos de la situación de los hogares.
Comparando los datos de mayo de este año con los del mismo mes de 2017, la confianza del consumidor baja 7,7 puntos, con un retroceso en términos absolutos para la valoración de la situación actual de 7,3 puntos y de 8 puntos en el caso de las expectativas.
El ICC recoge mensualmente la valoración de la evolución reciente y las expectativas de los consumidores españoles relacionadas con la economía familiar y el empleo, con el objetivo de anticipar sus decisiones de consumo. El indicador recoge valores de entre 0 y 200, considerándose que por encima de 100 la percepción es positiva y por debajo, negativa.