Como el teléfono nos acompaña a todas partes, cuando nos vamos de vacaciones y visitamos con frecuencia el mar o la piscina, el riesgo de que sufra un resbalón y acabe en remojo se incrementa.
¿Qué debes hacer si tu móvil cae al agua? Aunque suene evidente, rescatarlo cuanto antes. De nada sirve entrar en pánico, pues cada segundo que pasa en contacto con el líquido aumenta la probabilidad de que no vuelva a funcionar.
Una vez que está fuera de peligro, el primer paso debería ser quitar la batería… si es que se trata de una batería extraíble, algo cada vez más infrecuente en los dispositivos móviles. Si tienes un iPhone o cualquier otro modelo cerrado, lo mejor (y único) que puedes hacer es intentar apagarlo. El objetivo es detener la corriente para prevenir un posible cortocircuito.
Si puedes quitar la batería, ese debería ser tu primer paso
Hagas lo que hagas, eso sí, jamás intentes secarlo a base de calor. Olvídate de secadores, microondas, hornos o ideas de bombero similares: podrían dañar los componentes internos del teléfono. Recurre rápidamente a una toalla limpia y seca para retirar el agua antes de que llegue a filtrarse por los puertos hasta el interior del dispositivo.
Ahora es cuando llega el punto en el que tienes diferentes opciones. Muchos recomiendan sumergir el móvil en arroz durante 24 o 36 horas. Es una solución barata, sencilla y razonablemente efectiva, pero tiene sus contrapartidas. Si el arroz absorbe bien el agua, podrías acabar con un acumulación de granos en los puertos y conectores del aparato. O peor aún: si el arroz tiene cáscara y se desprende, podría hasta colarse dentro.
El arroz podría acumularse en los puertos y conectores del dispositivo, incluso colarse en su interior
Por eso la opción más eficaz e inteligente es llevar contigo a la playa o la piscina algún producto especialmente concebido para secar móviles. O, aún mejor, hacerte con tu propio suministro de forma gratuita. ¿Cómo? Guardando esos saquitos que vienen en la caja o los bolsillos cuando compras zapatos o una prenda de ropa. Contienen gel de sílice y su función es precisamente esa: absorber la humedad.
No los tires a la basura. Consérvalos en un recipiente que no deje entrar el aire y tendrás lista una solución casera, igual de buena que los productos especializados, cuando se produzca un desgraciado accidente. Solo tendrás que meter tu móvil en el bote con los desecantes y dejarlo allí durante el tiempo necesario para que se seque. Probablemente bastará con un día.
Mucho más elegante que el arroz.