Las tarjetas de empresa son grandes aliadas a la hora de efectuar todos esos pagos relacionados con nuestra actividad laboral.
Como hemos visto en artículos anteriores, esta herramienta ofrece un mayor control, sencillez, agilidad, seguridad y un ahorro de tiempo y costes a propietarios y gestores de las pymes.
Sin embargo, todavía queda gente reticente a utilizar este sencillo método de pago, principalmente por desconocimiento y por no sentir la necesidad de tener que emplearlo.
Poseen una serie de ventajas que las hacen únicas y las diferencian de las de uso personal. Pero, ¿sabemos exactamente cómo funcionan? Para poder aprovechar todo su potencial no está de más conocer el proceso que está detrás de su funcionamiento y cómo interactúan con el usuario.
Cuatro partes implicadas…
Cuando pagamos con nuestra tarjeta de empresa en un establecimiento, únicamente tenemos que acercar nuestro plástico al lector TPV que dispone el comerciante. Detrás de esta operación hay un proceso que funciona como un reloj y que nos permite disfrutar de esta comodidad. Aun así, este proceso es generalmente desconocido por el público empresarial.
La mayor parte de las tarjetas de empresa que existen en España operan dentro de un esquema cuatripartito, que incluye titulares y emisores de tarjetas por un lado y comercios y el banco adquiriente por otro. En contra de la creencia común, las principales compañías del sector de los pagos electrónicos no emiten plástico -son los bancos quienes lo hacen- y ni mucho menos fijan tarifas o tipos de interés.
En este sistema, por lo tanto, intervienen los cuatro agentes mencionados, que por simplificar, los denominaremos simplemente emisores, titulares, comercios y adquirientes.
La entidad financiera que emite la tarjeta de empresa es, como su nombre indica, el emisor de la tarjeta. Siempre hemos de acudir a ella para obtener la nuestra.
Cuando nos la conceden, nos convertimos en titulares de la misma y, una vez aceptadas las condiciones acordadas entre ambas partes, ya podremos comenzar a realizar pagos por vía electrónica.
Las compras que hagamos en comercios las haremos a través de los denominados TPV, propiedad del banco adquiriente (que no tiene por qué ser el mismo que el emisor), que pueden ser tanto físicos como virtuales, y pueden incorporar innovaciones como pagos contactless o móviles.
Dicho de otra forma: cuando acercas una tarjeta contactless al terminal o haces una compra por Internet, la entidad bancaria con la que trabaja el comercio pregunta a tu banco, que es el emisor de la tarjeta, si autoriza el importe de la transacción en función de lo que hayas acordado con el mismo (saldo en tu cuenta empresa, límites diarios o mensuales, etc.). Si la operación es autorizada, se transferirán los fondos a la cuenta del comercio.
…sin olvidar el rol de las principales compañías de pagos electrónicos
Quien pone en contacto a estos cuatro elementos son las principales compañías de pagos electrónicos como Visa. Su papel es importante ya que, a través de su sistema informático facilitan la autorización, compensación y liquidación de las transacciones. Son, en cierto modo, como la torre de control de un gran aeropuerto internacional.
Detrás de este sistema informático hay una operativa compleja (procesamiento, big data, control de riesgos…) que otorga un valor añadido a las tarjetas de empresa y que las hace mejores en comparación con otros medios de pago como el efectivo o las transferencias.
¿Qué significa esto para el propietario o el gestor de una pyme?
Todo este proceso detrás de cada transacción electrónica hace posible que tu pyme realice pagos en tiempo real, en cualquier parte del mundo, en cualquier moneda y a cualquier hora. Y hacerlo además dentro de un sistema de reglas fijas, transparentes y efectivas que garantizan aceptación, conveniencia e interoperabilidad.