Es la pregunta a la que responde el notario valenciano Jorge Barberá, quien considera que no solo no cobran mucho (los precios los fija el Gobierno y los aranceles actuales datan de 1989 con modificaciones todas a la baja), sino que, según explica, con el arancel notarial se sufraga la totalidad del coste de la oficina notarial.
Barberá destaca el trabajo que los ciudadanos no ven, como el previo a la autorización y firma de la escritura (de control de legalidad, de asesoría imparcial y de comprobación de que la voluntad del ciudadano está plasmada en el documento) y el posterior (por el que se hace llegar, por ejemplo, la copia electrónica de la escritura a las administraciones públicas, al catastro, a los registros… y se liquidan los impuestos que el ciudadano quiera).