La naturalidad, el humor o el lenguaje corporal marcan la diferencia

Claves para hacer presentaciones exitosas y seducir a tu público

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Actualizado 28 | 06 | 2017 13:56

La naturalidad

Al público le gustan las personas auténticas, y van a percibir cuándo estamos forzando nuestras palabras, nuestro mensaje, nuestros gestos. Se dice que Winston Churchill dedicaba horas y horas a preparar meticulosamente sus discursos. En primer lugar lo hacía por escrito, perfeccionando el discurso, y después se ponía frente al espejo para ver cómo quedaba el mensaje sin que pareciera forzado. Es legendaria su «natural seriedad».

El humor

En un extremo opuesto, tendríamos a J.F. Kennedy, el cual usó el atractivo físico, la galantería y la simpatía, vendiendo prosperidad a la nación y usando ciertas dosis de humor. Y es que incluso Richard Branson tiene la teoría de que la mejor forma de publicitar una marca es hacer que la gente se ría. Por eso hemos visto a Branson travestirse para promocionar una línea aérea y disfrazarse de Austin Powers.

En ocasiones, las personas van a recordar el estado de ánimo que tenían cuando asistieron a tu charla, por lo que si consigues hacerlo ameno y divertido, habrás ganado en cierto modo el cariño del público. Claro que según de lo que estemos hablando, no siempre es buena idea usar el humor.

Aparece como noticia, no como publicidad

Steve Jobs sabía bastante de ésto, pues cualquier empresa debería haber pagado miles de euros (o decenas de miles de euros) para que sus eventos de nuevos productos hubieran tenido la publicidad que tenían los eventos de Apple. No obstante, recuerda que tú aún no eres Steve Jobs, y tu empresa no es Apple (aún).

La primera impresión que el público tendrá sobre nosotros es crucial. Si nuestro público tiene la impresión de que le estamos intentando vender algo de forma indirecta, nuestro mensaje habrá perdido todo el poder de seducción.

Suscita emociones básicas

En el libro «El Arte de la seducción«, de Robert Green, dice que jamás hay que proporcionar nuestro mensaje por medio de un argumento directo y demasiado racional, pues le supondrá un esfuerzo extra a nuestro público.

Apunta al corazón, no a la cabeza. Y es que si queremos que nuestras palabras e imágenes remuevan emociones básicas tales como la lujuria, el patriotismo o valores, debemos hacerle pensar a la gente precisamente en su país, en su bienestar, en los peligros que existen, en su familia, etc…

Sí, el mensaje del miedo es muy efectivo en política, así como vender el mensaje de prosperidad. La gente debe sentir alegría o tristeza, según lo que pretendamos. De esa forma podemos jugar con las emociones.

La técnica «Casanova», a menudo tenía algo maquiavélico, y es que solía hacerle ver a sus «víctimas» la vida tan triste y aburrida que llevaban. Él le vendía la emoción de aventura (un mensaje de diversión y prosperidad). Esa técnica funciona a la hora de seducir a las masas.

El lenguaje corporal

Tu lenguaje corporal debe corresponderse con el mensaje que estás intentando transmitir. No es lo que decimos, sino cómo lo decimos y, más importante aún, lo que no decimos por nuestra boca al estar siendo expresado por nuestro cuerpo. Nuestra pose habla por sí sola. Debemos jugar también con nuestro lenguaje corporal, pues el público percibirá nuestra falta de confianza e incluso notará falsedad en nuestro mensaje si nuestros gestos no se corresponden con el mensaje o el tono del mensaje.

Ante todo, deben percibirte como una persona confiada y no mostrar ni un ápice de nerviosismo o inseguridad.

Hablemos el lenguaje de nuestro público

El uso de un lenguaje complejo, demasiados datos estadísticos o cifras complejas sólo funcionan en política, pues tus votantes van a votarte de todas formas. En nuestro campo, debemos evitar a toda costa parecer superiores a nuestro público. Cualquier indicio de prepotencia pondrá a la gente en nuestra contra. Es mejor simular que somos iguales a nuestro público y tratarlos con familiaridad

Asimismo, debemos usar un lenguaje perfectamente comprensible para todos, independientemente de su nivel cultural.

Habla despacio cuando….

Cuando llegues a una parte del mensaje que quieres que se quede grabada en el cerebro de tu público, usa una voz profunda y habla despacio. De esta forma, el público será capaz de digerir lo que le estás diciendo. Usa pausas sin miedo. Eso denota confianza.

Habla deprisa cuando….

Cuando existe la necesidad de tocar un tema que puede perjudicarte, pero aun así es necesario tocarlo, habla de ello lanzando las palabras con más velocidad y con un lenguaje corporal neutro y desinteresado. Puede que la gente no recuerde lo que dijiste, pero en su cerebro quedará archivada la imagen de cómo lo dijiste.

Carisma

Si hay algo que tienen en común todos los líderes y los mayores seductores de masas, es el carisma. Sin carisma no hay seducción de masas. Vamos a definir el carisma como la capacidad de ciertas personas de motivar y suscitar la admiración de sus seguidores gracias a una especie de magnetismo personal.

Se dice que el carisma es algo que se tiene o no se tiene, y que una persona poco carismática no puede aprender a ser más carismática. En mi opinión personal, ésto no es del todo correcto, pues en primer lugar, podemos aprender a parecer más carismáticos, es decir, podemos aprender a fingir que somos de una forma que no somos, y si lo fingimos muy bien y durante mucho tiempo, podemos hacer que ciertos rasgos de las personas carismáticas pasen a formar parte de nosotros.

Por último, nos quedaría nombrar algunas cosas evidentes como es la imagen, la forma de vestir, el ser más atractivo (el efecto halo hará que una persona atractiva atraiga la confianza del público con mayor facilidad), así como el escenario donde estamos transmitiendo el mensaje, ya que incluso los colores de fondo y lo acogedor del sitio hará que nuestro público tenga una mejor experiencia visual. Y hay que recordar, que nuestro cerebro recuerda con más facilidad las imágenes y experiencias que las palabras y el mensaje en sí.


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