Tras la recesión mundial de 2020, la previsible salida de la pandemia en algún momento de 2021 provocará una reactivación económica global. De acuerdo con el análisis de Crédito y Caución, cinco mercados emergentes están especialmente preparados ofrecer nuevas oportunidades de negocio en ese crecimiento: Chile, Egipto, Senegal, Malasia y Vietnam.
Los cinco cumplen con tres criterios: unas buenas previsiones de recuperación de su PIB, una contención eficaz de la pandemia y una mayor estabilidad institucional de sus políticas económicas e instituciones.
Chile es el mercado mejor posicionado de su región para la recuperación tras la pandemia. Su economía está relativamente diversificada, con una alta proporción de teletrabajadores. La recuperación de las ventas al por menor y en la industria manufacturera es un hecho desde el tercer trimestre de 2020 y las exportaciones se han beneficiado de la recuperación del precio del cobre. Se prevé que el despliegue de las vacunas será uno de los más rápidos de la región y, con una deuda pública, relativamente baja, Chile seguirá aplicando estímulos fiscales. Los sectores que mejor se comportan en Chile son agricultura y envases, que importan maquinaria y tecnología, y farmacéutico.
Egipto, que ha mostrado un fuerte crecimiento en los últimos años gracias al programa de estabilización macroeconómica, ambiciona convertirse en un centro gasístico del Mediterráneo. El colapso del turismo y el descenso del precio del petróleo en 2020 se vio amortiguado por la relajación de la política monetaria. A partir de 2022, es probable que el crecimiento recupere su ritmo anterior a la crisis. Aunque Egipto sigue presentando vulnerabilidades, como la dependencia de las remesas y el turismo, los sectores gasístico, farmacéutico y TIC atraen inversión extranjera directa. El sector de la construcción se beneficiará de varios proyectos de infraestructuras.
Senegal, que reaccionó a la pandemia aplicando un estado de emergencia de tres meses, se beneficia de un clima político estable, instituciones democráticas relativamente fuertes y un alto crecimiento del PIB. El país ha desarrollado un plan de estímulos equivalente al 7% del PIB. El crecimiento en los próximos años se verá impulsado por los proyectos de hidrocarburos, la expansión de la minería y las obras públicas para mejorar la red de transporte y el suministro eléctrico.
Malasia, con tasas de infección por debajo de la media asiática, cuenta con infraestructuras de calidad y mano de obra cualificada para la fabricación de productos electrónicos que auguran un crecimiento sólido del PIB. La Administración ha anunciado un fuerte paquete de estímulo fiscal y el país se beneficia de fuertes vínculos comerciales con los países vecinos. Se prevé que 2021 sea un buen año para sus sectores exportadores. El segmento de fabricantes de plásticos y caucho triplicó sus ventas en 2020 debido a la demanda de productos sanitarios.
Vietnam consiguió evitar la recesión en 2020 y se prevé que el crecimiento del PIB se acelere hasta el 7,7% en 2021. Se trata de una economías más dinámicas de Asia, destino de las empresas que quieren desplazar su fabricación poco cualificada fuera de China. Además de los bajos costes salariales, el país se beneficia de sus amplios acuerdos comerciales y de las políticas que favorecen la entrada de inversión extranjera. Sus sectores logístico y textil tendrán un fuerte potencial de crecimiento en 2021 ligado a la recuperación de la demanda mundial. El aumento del consumo privado también ofrece nuevas oportunidades. Se prevé un retroceso del inmobiliario turístico, que atrajo fuertes inversiones en el pasado, pero la construcción residencial seguirá funcionando bien.