En el contexto de la reciente entrada en vigor del Acuerdo Económico y Comercial Global entre la Unión Europea y Canadá (CETA), se ha celebrado un encuentro entre técnicos y empresarios de ambos países en la Casa de América, con la finalidad de presentar las oportunidades de negocio e inversión que dicho Tratado supone para ambos países.
En este sentido, hay que recordar que el 10% de las exportaciones de Canadá se dirigen a la Unión Europea, lo que convierte a Europa en el segundo socio comercial, mientras que el 2% de las exportaciones de la UE se dirigen a Canadá (10ª posición en el ranking de socios comerciales de la UE).
CETA es un acuerdo sumamente ambicioso que presenta enormes oportunidades económicas, tanto en el ámbito comercial como de la inversión. Además, pretende una aproximación de las sociedades europeas y canadiense -ambas muy similares- en asuntos relacionados con los derechos humanos, el desarrollo sostenible o los derechos laborales.
En el momento económico-político que vivimos, donde se palpa una pronunciada tendencia hacia la firma de tratados bilaterales por parte de Estados Unidos y se encuentra en curso una renegociación del NAFTA, el Acuerdo UE-Canadá adquiere más importancia e interés.
En la actualidad, 7.400 empresas españolas están presentes en Canadá, de las que el 91% son pymes. Para estas pequeñas y medianas empresas exportadoras, CETA es el instrumento muy eficaz porque posibilita la caída de aranceles a tasas del 0%; facilita los trámites aduaneros a las empresas, tanto en relación al tiempo como al coste económico de los mismos y regula certificados y denominaciones de origen.
Todo ello contribuye a favorecer y afianzar la presencia de empresas españolas en el mercado canadiense, eliminando las barreras y obstáculos que antes de CETA se pudieran encontrar.
