El Consejo Económico y Social (CES) advierte de que los nuevos mecanismos de gobernanza económica de la Unión Europea (UE) han provocado una reducción del papel de las organizaciones sindicales y empresariales.
El CES echa en falta en el Plan Juncker una evaluación de los efectos reales de la inversión inducida en términos de crecimiento y empleo.
Así se desprende del informe sobre la ‘Gobernanza Económica de la UE’ aprobado por el órgano consultivo del Gobierno, que señala que algunos problemas como el ‘Brexit’, la gestión de la crisis de asilo y refugio o las dificultades para firmar acuerdos comerciales con países terceros, han coincidido con los «escasos avances» en la gobernanza económica de la UE, dificultando la integración «política, social y económica» de la zona.
El CES valora la orientación presupuestaria menos restrictiva de la Comisión, siempre que al mismo tiempo propicie el cambio tecnológico, la modernización de las estructuras productivas y el crecimiento a largo plazo.
A su juicio, la economía comunitaria «parece haber entrado en un crecimiento estable pero moderado», en un contexto en el que las economías de los Estados miembros crecieron a ritmos «muy dispares» y, en algunos, persisten los problemas sociales y económicos ocasionados por la crisis.
Por ello, considera que la situación económica de la UE exige un impulso adicional de la demanda interna, en concreto de la demanda de inversión, y advierte de que los instrumentos del Semestre Europeo y las normas del Programa de Estabilidad y Crecimiento resultan «ineficaces» a la hora de promover una expansión presupuestaria en los países donde existe margen para ello.
VE «MARGEN DE MEJORA» EN GOBERNANZA FISCAL
De igual forma, considera que existe «margen de mejora» en la gobernanza fiscal de los Estados miembros, para que promuevan evaluaciones sobre la eficiencia del gasto público.
Respecto del Plan Juncker, el CES echa en falta una evaluación de los efectos reales de la inversión inducida en términos de crecimiento y empleo, ya que sus logros «solamente han sido analizados en términos operativos, eficacia y eficiencia».
Además, señala que persiste la preocupación sobre el posible reparto desigual de los fondos a favor de países que cuentan con mejor estructura técnica para tramitar las ayudas y con finanzas más saneadas.
«La falta de asignación geográfica exige matizar el optimismo alrededor de los buenos resultado del Plan. El programa destinado al pequeño tejido empresarial no parece haber incidido especialmente en aquellos Estados donde las pymes encuentran mayores dificultades de acceso a la financiación ajena, como España», apunta.
La combinación del Fondo Europeo de Inversiones Estratégicas con los Fondos Estructurales y de Inversión Europeo otorgaría a las inversiones realizadas a través del Plan Juncker una mayor orientación hacia consideraciones de índole social, medioambiental o de cohesión territorial.
Asimismo, alerta de que la propuesta sobre consolidación fiscal no se iniciará hasta que no se haya alcanzado un acuerdo político sobre la de base común, un retraso que «podría generar un vacío legal que operaría contra el objetivo último de esta iniciativa».
UNIÓN BANCARIA
En cuanto al programa de compra de activos, destaca que ha supuesto una «cuantiosa inyección de liquidez» en el sistema financiero y ha sido una medida «sustancial» para apoyar la recuperación económica.
En el ámbito de la Unión Bancaria, los avances de los últimos años parecen haberse estancado. Respecto del Fondo Único de Resolución, indica que su dotación final parece «escasa» para hacer frente a los retos de la Unión Bancaria en el ámbito de la resolución y reestructuración de entidades.
En cuanto al Sistema Europeo de Garantía de Depósitos, lamenta que «no se constata un avance», siendo la mutualización el principal «escollo» que está impidiendo llegar a un acuerdo.
SIN AVANCES EN UN MARCO PRESUPUESTARIO INTEGRADO
El informe del CES apunta que en 2016 tampoco se avanzó en el logro de un marco presupuestario integrado a pesar de que la falta de una unión fiscal constituye una de las «principales deficiencias» en el diseño de la UEM y una de las principales razones de la persistencia de la crisis en Europa.
«La unión fiscal de la zona euro debe sustentarse en la integración presupuestaria federal y la disciplina presupuestaria de los Estados miembros, señala.
En relación a los Consejos Nacionales de Productividad, el CES considera, como hizo en informes anteriores, que los factores que influyen en la competitividad, entre los que se encuentran los salarios, sean abordados en el marco del diálogo social, europeo y nacional.
De igual forma, valora la puesta en marcha del Pilar Social Europeo de Derechos Sociales, si bien considera que son muchas dudas que plantea en términos de aplicación, evaluación y sobre el papel del ámbito social.
No obstante, ve necesario que se refuerce la coordinación de las políticas económicas y sociales y que vayan orientadas a profundizar el mercado único y preservar el modelo social europeo.
Igualmente, señala que resultaría necesario una actuación coordinada ante el reto que supone la salida del Reino Unido de la UE garantizado que el proceso se desarrolle en un marco de transparencia y reciprocidad.
Por último, ve «prioritario» continuar avanzando en la gobernanza económica de la UE.