La caída del 5’2% del PIB en el primer trimestre de 2020, tal como reflejan los datos de Contabilidad Nacional Trimestral, cuyo avance ha publicado hoy el INE, dan una idea de la dimensión de la crisis a la que nos enfrentamos, sin parangón en la historia reciente.
Este retroceso de la economía es superior incluso al registrado en 2008, en el inicio de la crisis financiera.
Los datos reflejan un desplome de la demanda nacional (-5’1%), con una caída de la inversión del 5’5%, mientras que las exportaciones de bienes y servicios retroceden un 8’4%. Se constata así el retroceso de la economía en un trimestre en el que sólo la última quincena ha estado marcada por los efectos de la pandemia de la COVID-19, pero que han sido decisivos para romper bruscamente la trayectoria de nuestra economía.
Por sectores, destacan las caídas de las ramas de comercio, transportes y hostelería (-10’9%) y de las actividades artísticas y recreativas (-11’2%), pero también retroceden la construcción (-8’1) y la industria (-2’7%), mientras que la agricultura registra una tasa negativa de -1’4%.
En este contexto, es preciso redoblar los esfuerzos con el objetivo prioritario de mantener el tejido productivo y las empresas para que la recuperación sea posible y efectiva en el menor tiempo posible. Si las empresas quiebran en esta crisis, será muy complicado recuperar la economía y el empleo.
Las empresas están sumidas en una gran incertidumbre, sin perspectivas claras de recuperar la actividad plena en el medio plazo y sin medias suficientemente claras y eficaces que permitan afrontar esta difícil situación con el menor perjuicio posible y sentando las bases para la reactivación cuando esta situación concluya.