Los datos del ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social hechos públicos hoy reflejan que el paro aumentó en 13.907 personas en septiembre, lo que representa un 0’45%, el menor incremento para este período desde 2012. Con este dato, la cifra total de parados se eleva a 3.079.711 desempleados, la cifra más baja para este mes desde 2008.
En términos desestacionalizados, el paro ha bajado en septiembre en 28.629 personas respecto del mes anterior. Por lo que respecta al dato interanual, en los últimos doce meses el desempleo se ha reducido en 122.798 personas (-3’83%).
Por lo que respecta a la afiliación a la Seguridad Social, septiembre registró un ligero incremento de 3.224 afiliados, con lo que la afiliación media a la Seguridad Social se sitúa en 19.323.451 ocupados, con un incremento en los últimos doce meses de 460.739 afiliados (2’44%).
En el mes de septiembre se registraron 2.094.635 contratos, de los que 238.723 fueron de carácter indefinido, un 93’65% más que en el mes anterior. En términos interanuales, la contratación se ha incrementado un 7’29% respecto de 2018. Cabe destacar que la contratación indefinida ha crecido un 2’56%, tras siete meses de caídas interanuales.
Estos datos vienen a confirmar el proceso de desaceleración en la creación de empleo, como consecuencia de la ralentización en el ritmo de crecimiento e la economía española y mundial y los efectos de la incertidumbre sobre la creación de empleo y las inversiones.
Es necesario actuar ante estos claros síntomas de desaceleración, implementando las necesarias políticas de impulso a la actividad económica y la creación de empleo y acometiendo las reformas estructurales pendientes en unos momentos en los que la coyuntura económica todavía es propicia.
El último informe de empleo en las pymes publicado por CEPYME y Randstad pone de relieve que las pequeñas y medianas empresas podrían crear más de 1’5 millones de puestos de trabajo en los próximos diez años. Las pymes son, por tanto, el principal motor en la generación de empleo, además de ser las que primero sufren los efectos de la desaceleración, por lo que deben ser el eje prioritario de las políticas orientadas a fortalecer la recuperación, la competitividad y el empleo.
Igualmente, es prioritario recuperar la estabilidad y la certidumbre en nuestra economía, que en nada se ve favorecida por un contexto político de falta de consensos y continuos periodos electorales.
