La Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (CEPYME) celebra el récord de cotizantes del tercer trimestre de 2023, aunque contempla que ha sido aupado por la extensión de la campaña veraniega. Las altas temperaturas y la apuesta de las empresas turísticas por un alargamiento de la temporada han ayudado a que el sector servicios gane 138.700 ocupados.
La Encuesta de Población Activa (EPA) del tercer trimestre de 2023 arroja resultados positivos en el mercado laboral que son bienvenidos y refrendan el compromiso de las empresas españolas con el empleo pese a la coyuntura adversa -alta inflación, elevados tipos de interés, subida de costes, estrechamiento de márgenes- en que este buen dato se produce.
La gran responsabilidad de la empresa, a pesar de que las previsiones apuntan a una desaceleración y pese al impacto de la crisis inflacionaria, queda patente en el aumento de la ocupación en el sector privado en 192.200 personas, frente al alza de 17.000 en el sector público.
No obstante, un análisis pormenorizado de la EPA confirma la tesitura de desaceleración económica que desvelan otros indicadores macroeconómicos. Se detecta una sangría de empleo en la agricultura y destrucción de autónomos, que es uno de los primeros indicios de ralentización económica.
La buena marcha del empleo, además, es desigual en función del territorio y el efecto de la prolongación de la campaña veraniega queda patente al revisarse que entre las comunidades autónomas con mejor desempeño se encuentran precisamente aquellas intensivas en actividad turística, como Islas Baleares, la Comunidad Valenciana y Cataluña.
En cuanto a la industria, con una subida de 98.800 ocupados restaña el maltrecho segundo trimestre que atravesó el sector, con 64.500 trabajadores menos. En términos interanuales, el alza es de 15.200 ocupados en el sector industrial, menos de un tercio del crecimiento en la construcción.
Mención especial merece el drama por el que atraviesa la agricultura, un sector que, además de vapuleado por la sequía, asume con especial dificultad cambios normativos recientes en el régimen de contratación de fijos discontinuos, modificaciones en la PAC (Política Agraria Común europea), así como la subida sostenida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI). La rama de actividad de agricultura y ganadería acumula seis retrocesos consecutivos y obliga a una reflexión encaminada a reducir sus cargas burocráticas, fiscales y laborales, dado que se trata de un sector clave para la alimentación, la autonomía ante vaivenes económicos y geopolíticos, y determinante para la marcha de las exportaciones españolas.
CEPYME considera que hay que examinar el dato de empleo con cautela y que la próxima EPA revelará si los resultados del tercer trimestre obedecen a factores coyunturales, como el alargamiento de la campaña turística en el caso de los servicios, o una recuperación puntual en el caso de la industria, ya que otros indicadores adelantados demuestran una merma en los pedidos y la demanda energética.
Por otra parte, la caída de 60.200 autónomos en el tercer trimestre constata la desaceleración ya que son las unidades productivas más vulnerables ante la ralentización económica.
Además, el fuerte aumento de la población activa -aquella dispuesta a trabajar, tenga empleo o no- apunta a variabilidades en las tasas de paro y ocupación y, además, demanda una atención multiministerial al problema de las vacantes que afecta al tejido productivo español.
