La venta de artículos falsificados le cuestan cada año al comercio cerca de 6.175 millones de euros en pérdidas, un 9,3% del volumen total de ventas. Es uno de los llamativos datos que ha hecho públicos esta mañana la EUIPO (Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea), con motivo del Día Mundial contra las falsificaciones, que se celebra este 8 de junio. Estas cifras se traducen en 133 euros perdidos por habitante.
Desde la CEC y ANDEMA (Asociación para la Defensa de la Marca), queremos insistir en que los productos falsificados no pasan ningún tipo de control de calidad y seguridad, afectando por tanto seriamente los intereses y garantías de los consumidores.
El secretario general de la CEC, José Guerrero, advierte que “la venta de falsificaciones incide seriamente sobre las ventas del pequeño y mediano comercio”. Pero los perjuicios no van solo hacia las ventas, sino que en España cada año algo más de 40.000 empleos se ven afectados por esta actividad ilícita.
Además, según recogió ya un informe de la Comisión Europea, la distribución y venta de falsificaciones constituye una de las actividades predilectas del crimen organizado, y disminuye los ingresos en impuestos debido a la caída de ventas declaradas y legales.
Para ambas asociaciones, la solución para terminar con la venta de falsificaciones pasa por una voluntad política a todos los niveles, pero también por la concienciación; José Antonio Moreno, director general de ANDEMA, afirma que “debemos ser consumidores responsables, comprando en comercios lícitos que generan empleo y pagan impuestos”.
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo en Europa y la Oficina de la Unión Europea para la Propiedad Industrial, el comercio mundial de falsificaciones se eleva a 338.000 millones de euros al año, lo que representa el 2,5% del comercio mundial. La importación de productos falsos equivale ya al 5% de las importaciones de la Unión Europea.