El incremento de la desigualdad social en España durante la crisis no se debe a que el 1% más rico ha mejorado su situación aprovechando esta coyuntura, sino a que el 40% de la población con menores rentas ha visto mermados aún más sus ingresos en este tiempo.
Así se recoge en una documento elaborado por el Economista Jefe de Economías Desarrolladas de BBVA Research, Rafael Doménech, en el que se mide la participación de los diferentes niveles de renta en términos de distribución y se analizan los diferentes mecanismos redistributivos.
El análisis precisa que el deterioro de las condiciones de vida de los estratos con menor renta en los últimos años se explica, en gran parte, por la existencia en España del mayor grado de fracaso escolar y abandono temprano del sistema educativo en la población entre 18 y 24 de la UE.
Esta circunstancia está en la base del desempleo, que explica a su vez el 80% de la desigualdad en España. Además, aunque en el caso de España la prima salarial por tener estudios es más reducida que en otros países del entorno europeo, la brecha asociada a esta circunstancia se ha ampliado entre los años 2000 y 2012.
EL ESTADO DEL BIENESTAR AMORTIGUA
No obstante, estos efectos se ven amortiguados por la existencia de un Estado del bienestar que aporta prestaciones por desempleo y pensiones, así como un mayor gasto público en sanidad respecto a otros países. Prueba de ello es que la desigualdad en España es similar a la de Estados con tasas de paro muy inferiores.
Tan importante es el efecto redistributivo del Estado del bienestar que, según Doménech, con menos presión fiscal España consigue de esta manera una redistribución similar a la de otros países.
Para terminar, el documento advierte de que las políticas redistributivas centradas en generar igualdad de oportunidades tienen efectos más positivos para el crecimiento que aquellas derivadas del Estado de bienestar, que «pueden generar distorsiones».