La importancia de un medio de cambio que facilitase el comercio entre los habitantes de una población hizo nacer a la moneda como medio de cambio.
Los primeros billetes de los que se tiene constancia en Europa datan de 1661 (siglo XVII) cuando llegaron al Banco de Estocolmo de la mano del cambista Johan Palmstruch que los entregaba como recibo para quien depositara oro en dicha institución, fundada por él. Y a partir de entonces, hasta hace unos años, llevar en la cartera monedas y billetes era sinónimo de riqueza y de desahogo económico. Sin embargo, a día de hoy, los pequeños y medianos empresarios buscan comodidad y eficiencia en sus transacciones y los pagos electrónicos son una buena fórmula para ello.
Esta premisa tiene su origen en otra de las cuestiones planteadas en el encuentro que realizó Visa con directivos y gerentes de pymes: la transición hacia una sociedad sin efectivo o cashlesssociety. A priori podemos pensar que se trata de una utopía que tardará unos cuantos años en llegar, pero lo cierto es que varios países del norte de Europa ya han marcado en sus calendarios la fecha para la eliminación del dinero en efectivo dando el paso a una economía todavía más digital.
Los españoles tenemos una cultura financiera muy ligada al dinero en efectivo. Aunque a los empresarios participantes no les sorprende que en poco más de 20 años ya no se utilizarán monedas y billetes en países como Suecia; creen que en España es necesaria una mayor educación financiera que posibilite un cambio cultural en este sentido.
Precisamente, este encuentro con pymes sirvió para conocer el grado de aceptación y el impacto potencial que tendría una sociedad sin efectivo en sus negocios. Dicho de otra forma: cómo gestionarían sus empresas y la relación con sus stakeholders (clientes, empleados…).
Pago con tarjeta vs pagos móviles
De las conversaciones se extrajeron diversas perspectivas actuales y de futuro sobre el dinero en efectivo y los pagos electrónicos. Las pymes participantes reconocieron la comodidad, sencillez y trazabilidad de este tipo de transacciones y que en el día a día apenas utilizan ya el dinero en efectivo. La mayoría paga a proveedores y a empleados y cobra a sus clientes -o al menos, ofrecen la opción- de manera telemática o electrónica: transferencia, tarjetas de empresa, etc.
A pesar de estar más que acostumbradas a realizar pagos con sus tarjetas de empresa, las pymes reconocen que necesitan más tiempo para llegar al siguiente escalón: dejar de utilizarlas completamente y pagar directamente con sus smartphones.
Esta disonancia tiene un origen generacional ya que la mayor parte de los participantes vivió también en un mundo analógico. Se definen a sí mismos como adaptados digitales y se han ido aclimatando a la tecnología poco a poco. Tal y como apuntó un participante, “empecé pagando en pesetas, luego en euros y del euro pasé a la tarjeta de empresa”. Por ello, no pueden evitar seguir pensando en instrumentos que sirvan específicamente para pagar, como una moneda, un billete, un cheque o una tarjeta, y son algo reticentes a utilizar un teléfono móvil como medio de pago. El motivo radica en que han conocido estos dispositivos prácticamente desde que salieron al mercado y en un primer momento no estaban concebidos para tal fin.
Los retos de una sociedad más digitalizada
La brecha que nativos y no nativos digitales tienen en su percepción de los nuevos medios de pago es uno de los principales retos a los que se enfrentará la sociedad en el tránsito hacia una sociedad más digitalizada, según los participantes. Todavía no se imaginan un mundo en el que sea posible bajar a comprar el pan sin monedas y pagarlo acercando el smartphone al TPV, al igual que tampoco podrían “dar la paga a sus hijos” de manera digital. A pesar de ello, son optimistas con el futuro, mantienen una perspectiva con horizontes amplios y confían en que el mercado proporcionará soluciones para resolver todas estas cuestiones.
Por último, al conocer que España se encuentra por encima de la media de los países del oeste de Europa, con un 77,7% de particulares que utilizan sus móviles para controlar sus finanzas y realizar pagos diarios, los participantes coincidieron en afirmar que “las pequeñas y medianas empresas llegarán a donde la sociedad quiera llegar”.