Adigital y Sharing España propone distinguir entre economía colaborativa, economía bajo demanda y economía de acceso

El ‘carsharing’, el ‘coworking’ y plataformas como Uber no son economía colaborativa

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©IEBS

Actualizado 09 | 03 | 2017 09:15

Prácticas como el ‘carsharing’ y el ‘coworking’ o plataformas que actúan de intermediarias entre un profesional y un consumidor no se pueden calificar como economía colaborativa, según un estudio de la Asociación Española de la Economía Digital (Adigital) y el colectivo Sharing España.

El estudio ‘Los modelos colaborativos y bajo demanda en plataformas digitales’ define qué es y qué no es economía colaborativa y clasifica las actividades que tienen lugar dentro de las plataformas digitales que operan en este sector en función de aspectos como el papel de las plataformas y el rol de los usuarios dentro de ellas. Así, el análisis propone distinguir entre economía colaborativa, economía bajo demanda y economía de acceso.

De acuerdo con el informe, entran dentro de la economía colaborativa aquellos modelos en los que una plataforma digital actúa como intermediaria, facilitando la utilización, el intercambio o la inversión de bienes o recursos, entre iguales (particulares o empresas), o entre particulares y empresas, con o sin contraprestación económica.

En esta categorías sitúa ejemplos ya tradicionales como el alquiler de viviendas entre particulares (AirBnB o Couchsurfing), prácticas como el ‘carpooling’ (Blablacar o Amovens), el ‘crowdfunding’ (Goteo, Verkami) o la compra-venta y alquiler de objetos de segunda mano (EBay, Wallapop o Relendo).

Por su parte, en la economía bajo demanda se establece entre los usuarios una relación comercial. En consecuencia, engloba aquellos modelos de consumo y provisión de servicios en los que la plataforma actúa de nuevo como intermediaria, pero ahora entre un profesional, que presta el servicio, y un consumidor (B2C), cuando dicho servicio se adapta a las necesidades y preferencias del usuario.

«En este caso, es habitual que haya una contraprestación económica y ánimo de lucro», remarca el informa de Adigital y Sharing España, que coloca en este grupo los servicios proporcionados a través de plataformas como UberX o Cabify, UberEats o Glovo (reparto), y Etece (microtareas).

Asimismo, en el informe prácticas como el carsharing y el coworking dejan de clasificarse como economía colaborativa para considerarse economía de acceso, ya que es la empresa la que proporciona el servicio y pone a disposición de un conjunto de usuarios unos bienes para su uso temporal, «adaptándose al tiempo de uso efectivo que requieren dichos usuarios y flexibilizando la localización espacial de los mismos».

A modo de ejemplo, señala que ese el caso de Bluemove o Car2Go, que permiten compartir un coche, propiedad de la empresa titular de la plataforma, entre varias personas de manera no simultánea, o de los espacios de ‘coworking’, que permiten alquilar zonas de trabajo por periodos de tiempo corto o de mayor duración.

De este modo, el informe incide en que si es el usuario el que realiza la actividad dentro de la plataforma, «el gran reto» es delimitar cuál es su papel y cuándo pasa de ser un particular a un profesional, en función de aspectos como la regularidad o habitualidad de la actividad, o si esta tiene o no ánimo de lucro.

Por su parte, la actividad de la plataforma es la de intermediación propia de un prestador de servicios de la sociedad de la información y por sí misma no se puede considerar economía colaborativa o bajo demanda, «sino que es una actividad mercantil de intermediación que favorece la puesta en contacto entre usuarios para que sean ellos los que puedan llevar a cabo las actividades de la economía colaborativa o bajo demanda propiamente dichas».

El director general de Adigital y portavoz de Sharing España, José Luis Zimmermann, ha remarcado que han observando «una fragmentación cada vez mayor» del concepto de economía colaborativa, desde aproximaciones bastante restrictivas, que solo consideran economía colaborativa los modelos entre particulares o P2P (peer to peer), hasta posiciones más amplias que también consideran incluidas la denominada economía bajo demanda o de acceso.

 


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