El sábado por la noche retrasamos el reloj y pudimos dormir una hora más. O sea: a las tres de la madrugada del domingo eran las dos. ¿La finalidad? Supuestamente, ahorrar. Sin embargo, no está demostrado que con el cambio horario gastemos menos.
De hecho, tal y como asegura un informe de Acierto.com, el uso de ciertos aparatos domésticos dispara las facturas de la luz o la calefacción, ahora que se están instalando las temperaturas otoñales.
Y es que las previsiones meteorológicas ya apuntan a bajadas generalizadas de las temperaturas para las próximas semanas -de entre cinco y diez grados centígrados-. Un desplome que también supondrá un incremento del consumo eléctrico de los hogares. Muchas fincas activarán el sistema de calefacción central de sus edificios a consecuencia de la caída de temperaturas y, en efecto, el frío hará que el gasto crezca en torno al 20%. Es más, por cada grado que aumentemos la temperatura del radiador el consumo subirá un 7%.
El consumo excesivo, un riesgo para los electrodomésticos
El citado gasto no solo tendrá que ver con la calefacción -esta relación no es directamente proporcional y debe contemplarse la potencia contratada en la ecuación- sino también con otros servicios como el agua caliente. Acierto.com calcula que durante el horario de invierno pasamos un par de minutos más bajo la ducha, obligando a la caldera y al termo a funcionar durante más tiempo, dejando caer entre 20 y 40 litros de agua adicionales. Todo esto se verá reflejado en la factura de los consumidores que tendrán que abonar entre 15 y 25 euros más al mes (entre agua, gas y electricidad), en función del sistema que tengan.
Entre todos los dispositivos del hogar que utilizamos a diario, en invierno destacan tres: lavadora, caldera y radiador, ya sea de gas o eléctrico. Por eso es importante saber qué potencia se tiene contratada con la compañía eléctrica, pues con una de 3300 kW (la media española) pueden darse sobrecargas que afecten a los electrodomésticos. En horas de máxima necesidad, en las que es usual tener encendidos varios aparatos a la vez, los cortes de luz son más frecuentes y estos pueden tener consecuencias fatales para los dispositivos.
Entonces, ¿cómo cubrirse las espaldas?
Ante este supuesto, podemos recurrir a un seguro de hogar con varias coberturas que garanticen la reparación de los aparatos eléctricos de la vivienda.
Para ello es muy importante tener claro el tipo de seguro contratado y lo que incluye la propia póliza. Por norma general, estos daños eléctricos suelen estar incluidos, lo que supone una cobertura en los daños materiales de instalaciones y aparatos eléctricos. Estos percances en los dispositivos domésticos de la vivienda pueden ser consecuencia directa de corriente anormal, un cortocircuito, sobretensión de la red u otros fenómenos eléctricos similares.
Así, las compañías aseguradoras que incluyen esta cobertura se harán cargo de todo lo que esté conectado a la red eléctrica, como pueden ser el frigorífico, la lavadora, el horno, la vitrocerámica, etcétera. En cambio, es poco probable que se hagan cargo de aires acondicionados, calderas, otros aparatos de suministro. Mención aparte merecen los radiadores, a los que hay que catalogar en función si corresponden a calefacción central del edificio, por tanto lo cubriría el seguro de la comunidad, o calefacción individual. En este caso, hablamos de un uso privado de cada propietario que sí quedaría asegurado, siempre y cuando el daño venga derivado de un fallo eléctrico o, en su defecto, por presión en el agua. Esto último deriva en daños en los radiadores, que generalmente suelen tener fugas por una presión superior a la permitida. Por eso, para evitar situaciones límite en dispositivos que probablemente el seguro de hogar no cubra, debemos tener en cuenta algunas claves para no llegar a esta coyuntura.
Antes de contratar deberás comparar los seguros de hogar disponibles en el mercado para elegir aquel que mejor proteja tu vivienda. Una póliza completa debería cubrir no sólo el continente sino también el contenido de la casa e incluir asimismo la cobertura frente a reparaciones por averías de los electrodomésticos u otras posesiones importantes para cada asegurado/a.
Hay diferencias sustanciales entre aseguradoras, tanto en precio como en coberturas, pero también en los capitales asegurados en una misma cobertura en diferentes compañías, por lo que la manera más segura y eficaz de salvaguardar los objetos imprescindibles en nuestro día a día, como los electrodomésticos, es hacer una comparativa exhaustiva.
Ahorrar agua es ahorrar luz
Es bien sabido por todos que ducharse en invierno con agua fría es una de las sensaciones más desagradables que existen. O mejor dicho, una ducha caliente en época de frío es una gozada, pero puede acarrear problemas más que notables si nos pasamos mucho tiempo debajo del agua (amén del gasto anteriormente comentado).
Es habitual sobrecargar la caldera del hogar y esto puede desencadenar en una avería justo cuando es más necesaria. Habida cuenta de que probablemente un seguro de hogar no cubra este inconveniente, tal y como hemos comentado, revisar periódicamente este aparato se hace muy necesario.