Los inversores ven a España "mucho mejor" que lo que los propios españoles la ven y tienen una opinión "muy positiva" del país

Calviño descarta el contagio de Italia y ve «confianza» de mercados e inversores en la economía y el Gobierno

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©OSCAR DEL POZO - EUROPA PRESS

Actualizado 18 | 11 | 2018 07:00

La ministra de Economía y Empresa, Nadia Calviño, ha descartado el posible contagio en España de la desconfianza generada en los mercados por el desafío de Italia a la disciplina fiscal marcada por Bruselas, y ha asegurado que los inversores tienen una opinión «muy positiva» del país y una «enorme confianza» en la sociedad y en el Gobierno.

Así lo ha señalado durante su intervención en un desayuno informativo organizado por la Cámara de Comercio de EE.UU. en España (Amcham Spain), al ser preguntada por el posible contagio de la inestabilidad y las dudas sobre la sostenibilidad de la deuda en Italia. «Yo creo que no, vemos en los mercados confianza», ha afirmado Calviño, quien ha indicado que la prima de riesgo española fluctúa en cifras que «no son preocupantes», al rondar los 120 puntos básicos, frente a los más de 300 puntos de la prima de riesgo italiana.

En este sentido, ha enfatizado que su «empeño» es que no haya «ninguna duda» de que España tiene un compromiso claro con la disciplina presupuestaria y que hay un Gobierno «responsable» que quiere sentar las bases de un ciclo económico «más sano y sostenible» a medio plazo.

Asimismo, ha afirmado que los inversores ven a España «mucho mejor» que lo que los propios españoles la ven y tienen una opinión «muy positiva» del país, ya que consideran que el esfuerzo de la población ha sido «extraordinario», Según dijo, ven en España una «historia de éxito» y una «estabilidad política y económica lograda que es absolutamente extraordinaria».

«Hay muchos factores por los que nos tenemos que sentir orgullosos», ha enfatizado la ministra, quien ha asegurado que se encuentra entre los inversores una «enorme confianza en la sociedad y en el Gobierno», así como una «enorme esperanza» de que España juegue el papel que le corresponde a nivel europeo, liderando debates desde la profundización de la economía hasta la política migratoria.

«Me encuentro un enorme ánimo e ilusión cada vez que hablo con extranjeros, ya sean inversores del sector público o privado», ha enfatizado. A este respecto, ha abogado por que «entre todos» se contribuya a un mayor reconocimiento de «lo mucho que se ha hecho en los últimos diez años y lo mucho que hay por delante».

INDICADORES ECONÓMICOS «POSITIVOS»

A pesar de algunos riesgos a la baja a nivel internacional, como el proteccionismo, el endurecimiento de las políticas monetarias, el Brexit o las tensiones en Oriente Medio, y de la «posible ralentización» de la economía mundial, Calviño ha destacado que España mantiene un ritmo de crecimiento «robusto», por encima de la zona euro y la media del euro, y el más alto entre los grandes países.

Tras tres trimestres con un crecimiento del 0,6%, Calviño ha apuntado que los indicadores económicos de las últimas semanas son «positivos», como la evolución «tremendamente positiva» de los datos de empleo, afiliación y paro en octubre, la recaudación fiscal o la confianza, que ha llevado a la AIReF a revisar sus previsiones al alza y situar su estimación de crecimiento en el 0,8% en el cuarto trimestre.

De confirmarse esa cifra, ha dicho la ministra, el cuarto trimestre sería el mejor del año y tendría «un efecto arrastre que se mantendría en los primeros trimestres de 2019». El Gobierno prevé un crecimiento del 2,6% del PIB para este año y del 2,3% el próximo, así como una creación de empleo «muy dinámica», que podrían reducir el paro por debajo del 14% el próximo año.

De igual forma, ha abogado por aprovechar el «buen momento» económico actual para acometer reformas, ya que en los últimos años cree que ha habido «cierta fatiga o dejadez» ante el «estancamiento» en la adopción de medidas.

Por ello, el Gobierno está «muy decidido» a implementar una agenda activa de política económica, para lo que «no cabe ningún tipo de duda» en su «compromiso» con la disciplina presupuestaria, tal y como se refleja en el «ambicioso» plan presupuestario, que proyecta una reducción de la deuda del 98,1% en 2017 al 95,5% a finales de 2019.

La titular de Economía ha defendido la política fiscal «ortodoxa o disciplinaria» del Gobierno, y ha avisado de que si se da la circunstancia de una nueva prórroga presupuestaria, y solo se prolongan los compromisos de gastos y no se adopta un aumento de ingresos, el déficit público sería mayor.

«Si queremos disciplina fiscal y reducir la deuda pública fiscal tenemos que abordar el tema de los ingresos», ha apuntado Calviño, quien ha pedido ser «conscientes» de que la gran mayoría del gasto público es social, algo «absolutamente clave».

En cuanto a las reformas estructurales, ha citado la creación de un ecosistema favorable a las ‘startups’, la ley de cambio climático, planes de eficiencia energética para gestionar la transición energética, y contribuir a la inversión en capital humano, educación y formación, además de la transformación tecnológica.

AMCHAM SPAIN, «PREOCUPADA» POR LEYES LABORALES CONTRARIAS A LA FLEXIBILIZACIÓN

Por su parte, el presidente de Amcham Spain, Jaime Malet, ha destacado que los inversores muestran un alto «grado de optimismo» al ver un país que crece más de un 3% en los últimos años, pero ha avisado de que depende «muchísimo» de que sigan los vientos de cola y de que los de cabeza «no sean demasiado fuertes», por lo que cree que hay que ser «muy rigurosos».

Malet ha opinado que la crisis de 2008 «no se llevó bien», y cree que el país se podría haber adaptado de forma «más inteligente» para no haber pasado de una deuda pública del 38% al 100%, al tiempo que ha avisado de que solo las grandes corporaciones se están adaptando al mundo digital.

A este respecto, ha vaticinado «grandes irrupciones» en áreas como la de servicios o el retail, por lo que ha incidido en la importancia de prepararse para los cambios a nivel educativo y productivo, y ha mostrado su preocupación por que las leyes laborales puedan ir «en dirección contraria» a la flexibilización.


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