Patronal y sindicatos han pedido al alcalde que se amplíe la fecha del 5 de marzo para la adaptación del mobiliario a la nueva regulación

CAEB, CCOO y UGT piden a Cort, de común acuerdo, ampliar la moratoria sobre las terrazas

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©CAEB

Actualizado 26 | 02 | 2020 16:25

CAEB, CCOO y UGT han pedido de común acuerdo al Ajuntament de Palma “ampliar la moratoria sobre la nueva normativa que afecta a las terrazas en tanto no se resuelvan cuestiones que afectan negativamente y de forma directa a la seguridad y la salud de los trabajadores, a la seguridad ciudadana y al bienestar de los vecinos de Palma, así como al empleo y a la actividad económica y a un modelo de ciudad dinámica y atractiva tanto para los ciudadanos que la habitan, como para los turistas”.

Así se lo han manifestado “con una sola voz” la patronal y los sindicatos al alcalde de Palma, José Hila, en la reunión que han mantenido este miércoles en Cort la presidenta de CAEB, Carmen Planas; el secretario general de CCOO de Balears, José Luís García, y, en representación del secretario general de UGT de Baleares, Alejandro Teixias, que no ha podido participar por encontrarse fuera de Palma, la secretaria de Acción Sindical y Comunicación de UGT, Ana Landero. En el encuentro han participado igualmente Alfonso Robledo, presidente de la Asociación de Restauración CAEB Mallorca, y Ángeles Sánchez, secretaria de la Federación de Comercio, Hotelería y Turismo de CCOO.

Patronal y sindicatos han pedido al alcalde que se amplíe la fecha del 5 de marzo para la adaptación del mobiliario a la nueva regulación, tanto en cuanto a los toldos como para el resto de los elementos autorizables “mientras no se dé respuesta a las cuestiones planteadas”.

CCOO y UGT destacan los “aspectos perjudiciales para el trabajador y para el empleo”

Los representantes de CCOO y UGT han incidido especialmente “en las repercusiones negativas que la aplicación de la ordenanza va a tener en el ámbito laboral”, destacando “aspectos perjudiciales para el trabajador y para el empleo en los que parece que no se ha pensado a la hora de aprobar la ordenanza”.

Por un lado, han alertado sobre “la evidente pérdida de puestos de trabajo que conllevará la entrada en vigor de la ordenanza dado que su aplicación supone en la práctica una indiscutible reducción de la actividad económica en el sector de la hostelería”.

Por otra parte, han argumentado que “la ordenanza no respeta la figura del trabajador del sector de la hostelería, ya que su aplicación adjudica una mayor carga de trabajo para los camareros”.

Del mismo modo, entienden que la obligación que incluye la ordenanza de retirar las terrazas cada día que “supone un riesgo para la salud de los trabajadores al obligarles a desplazar cada jornada un mobiliario, en ocasiones muy pesado, tanto antes de abrir como después de cada cierre”.

En este sentido, han añadido que “si los toldos que existen actualmente han de ser sustituidos por sombrillas, estamos hablando de pies de sombrilla que pueden sobrepasar los 40 kilos, lo que evidentemente comporta un perjuicio a la seguridad y la salud laboral de los trabajadores que deben estar desplazándolos al menos dos veces al día”.

Finalmente, los representantes sindicales han defendido que “las terrazas son generadoras de empleo y, sin oponernos a que su uso debe ordenarse, entendemos que debe hacerse de la mejor manera posible, sin que se vean perjudicados ni el empleo, ni la carga de trabajo que soportan los camareros, ni la seguridad y la salud laboral de los trabajadores”.

Por su parte, los sindicatos apuntan que “la diversa idiosincrasia de la ciudad debe resolver la cuestión de las terrazas de manera zonificada y buscando el consenso entre la administración, los vecinos y los agentes sociales y económicos de Palma”.

CAEB coincide y alerta sobre el perjuicio a la seguridad ciudadana y al modelo de ciudad

La parte empresarial coincide con los sindicatos, argumentando que “la ordenanza va a traducirse en una pérdida de puestos de trabajo y en una reducción de la actividad económica, lo que agravará una situación como la actual en un contexto de desaceleración generalizada de la economía y cuando el paro lleva cuatro meses consecutivos aumentando después de seis años bajando de forma ininterrumpida”.

Además, han explicado al alcalde “la imposibilidad de cumplir la nueva ordenanza, que obliga a introducir el mobiliario de las terrazas dentro de los establecimientos cada jornada que, además, en muchos casos carecen de espacio material para hacerlo, sin perjudicar la seguridad y la salud laboral los trabajadores, que tendrían que desplazar grandes pesos, ni sin molestar el descanso de los vecinos por los ruidos que se generarían tanto al cerrar por la noche como al abrir a primera hora de la mañana”.

Además de los ruidos, los representantes empresariales han defendido que la sustitución de toldos por sombrillas, tal como recoge la ordenanza, “generará un problema de seguridad ciudadana si el viento hace volar una sombrilla, lo que sin duda puede provocar daños personales y materiales de muy diversa índole, difícilmente calculables y de dudosa responsabilidad”.

“Para intentar evitar que esto se produzca hará falta el uso unos pies de sombrilla muy pesados que deberán ser desplazados cada día por el personal de cada establecimiento, lo que supone un problema de seguridad y salud laboral para los trabajadores”, han apuntado desde la patronal, defendiendo que “en todo caso las sombrillas y el mobiliario puedan permanecer en su ubicación diurna, teniendo en cuenta que es precisamente por las noches cuando menor es la afluencia de personas que hay en las calles de la ciudad”.

Los representantes de CAEB y de Restauración también han argumentado el problema de inseguridad jurídica que comporta para quien ha hecho inversiones importantes en terrazas bonitas y de calidad y ahora se ve obligado a cambiarlas porque lo que prima la ordenanza no es la estética, sino que sean desmontables”.

En este punto han aludido al modelo de ciudad, manifestando que, “como nos han señalado diferentes asociaciones vecinales, los palmesanos no quieren volver atrás, a los años en los que los ciudadanos se quejaban de que Palma estaba desierta y carecía de vida”. “Los vecinos de Palma quieren una ciudad dinámica, alegre y atractiva tanto para su propio disfrute, como para atraer un turismo, que es el principal motor de nuestra economía”.


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