El mes de noviembre se cierra con 61.768 cotizantes más y 74.381 desempleados menos, rompiéndose por cuarto mes consecutivo la tendencia habitual de caída del empleo tras el paréntesis estival.
La recuperación del empleo a niveles previos a la crisis sanitaria es una buena noticia y, especialmente, su incidencia positiva en las mujeres, los jóvenes y aquellos sectores que habían sufrido más con la pandemia y que todavía se enfrentan a la incertidumbre de la evolución de la situación sanitaria y a posibles limitaciones en el desarrollo normal de la actividad.
Este ritmo de recuperación del empleo contrasta con las perspectivas de crecimiento de la actividad, que se siguen revisando a la baja, lo que evidencia la adecuación de nuestro marco actual de relaciones laborales favorable a la creación de empleo.
Para garantizar esta tendencia creciente en los datos de empleo y afiliación, resulta imprescindible acertar, primero, con las medidas de acompañamiento en este proceso de salida de la crisis, y, segundo, en las reformas estructurales que se prevén a corto plazo, muy particularmente la laboral.
Así, los mecanismos públicos de acompañamiento a las empresas y a las personas trabajadoras -ERTE- a partir de este momento deben servir para superar la resaca de la pandemia, afrontar transiciones sectoriales en el marco de la digitalización y ecologización de la economía y también para impulsar la transformación cultural encaminada al cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible.
Por su parte, en un contexto de permanentes y vertiginosos cambios, la reforma del marco laboral debe priorizar su modernización ahondando en los mecanismos y medidas de adaptabilidad de las empresas y de empleabilidad de las personas trabajadoras que ya han servido para transformar el comportamiento tradicional de destrucción del empleo durante las crisis.
Rosa Santos, Directora de Empleo, Diversidad y Protección Social de CEOE valora los datos del paro de este mes