Si eres un emprendedor o estás pensando en serlo, es muy probable que hayas oído hablar de Bootstrapping, el método con el que muchas empresas han conseguido alcanzar el éxito a partir de pocos recursos. Si te interesa saber más sobre el Bootstrapping, a continuación te lo contamos.
Qué es el Bootstrapping
En este caso, más que ir a la definición del término “Bootstrapping”, que significa cordones de botas, hay que explicar la etimología del concepto. Resulta que “Bootstrapping” viene de la leyenda del Barón de Münchausen, que explicaba que consiguió salir del mar tirando de los cordones de sus propias botas.
Aplicado al emprendimiento, el Bootstrapping se empezó a popularizar en Estados Unidos a raíz de la crisis económica. El sombrío panorama económico obligaba a las nuevas empresas crear negocios que crecieran poco a poco, a medida que fueran encontrando la financiación necesaria.
Y es en esto en lo que consiste el Bootstrapping: en apostar por una idea y venderla desde el principio partiendo de tus propios recursos pero proyectándola de tal manera que los inversores vayan llegando paulatinamente, según vayas necesitando financiación.
Claves para que el Bootstrapping funcione
Si tu idea es emprender un negocio basándote en este método, debes enfocarte en tres claves para que tu iniciativa funcione:
- Tu prioridad máxima debe ser la idea de negocio y las acciones imprescindibles para su desarrollo y crecimiento paulatino.
- Tus expectativas iniciales deben ser bajas, pero con visos de ir creciendo en el tiempo. Tu idea de negocio ha de ser, entonces, escalable.
- No pierdas de vista el flujo de caja para que puedas contar siempre con fondos suficientes para pagar facturas e invertir en el crecimiento de la empresa.
Ventajas del Bootstrapping
La principal ventaja del Bootstrappinges que tienes éxito casi sin inversión inicial. Además:
- Serás tú mismo quien defina la identidad de tu empresa. Al arrancar sin inversores, podrás apostar al máximo en una idea en la que creas.
- Aprenderás mucho más sobre tu producto o servicio. Al controlarlo directamente, serás consciente del feedback y aprenderás a mejorarlo en tiempo real.
- No derrocharás. Porque el único capital que existirá será el tuyo y, por lo tanto, te lo pensarás mucho antes de realizar cualquier tipo de inversión.
- Valorarás más a tus clientes. Puesto que, a falta de inversores, serán tu única fuente de inversión. Valorar al cliente implicará que se sentirá más contento. Y eso siempre es bueno.
- Serás mucho más creativo. Ya que tendrás que idear cómo salir adelante y solventar tú solo los problemas que vayan surgiendo.