España, como la mayoría de los países de su entorno, es un país de pymes: estas representan el 99,8% del tejido empresarial y generan el 62,3% del empleo. La especificidad española radica en que se trata de pymes de un tamaño muy reducido: del total de empresas la suma de las que no cuentan con personas asalariadas (autónomos) y las microempresas (entre uno y nueve trabajadores) representa el 93,2% del total del país, mientras que en Alemania es el 83%. Estas empresas suponen el 29% del empleo estatal, porcentaje que sube hasta casi el 64% si tomamos el total de pymes (hasta 249 empleados).
En los últimos años se ha constatado que la Formación Profesional dual es un gran aliado para el desarrollo de este tipo de compañías. La FP dual es el conjunto de acciones de formación teórica y, sobre todo, práctica, que se desarrollan tanto en el centro educativo como en la empresa y que preparan a las personas para el desempeño adecuado de las diferentes profesiones, así como a incorporarse al mercado laboral, reorientarse o actualizarse profesionalmente.
A continuación, se exponen los ocho beneficios que la FP dual aporta a las pymes según el informe ‘FP dual y pymes’, elaborado por la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) en colaboración con la Fundación Bertelsmann.
Beneficios que la FP dual aporta a las pymes
- Contar con futuros trabajadores bien cualificados. Cada vez es más difícil para las empresas encontrar buenos profesionales, no solo en España sino en toda Europa, debido a la falta de jóvenes como consecuencia del cambio en la pirámide demográfica. La FP dual podría ayudar a salvar este déficit.
- Formar al estudiante “a medida”, en función de las necesidades presentes y futuras de la compañía.
- Transmitir los valores y cultura de la empresa al estudiante. Durante su período en la empresa, le pueden ir transmitiendo esos ‘intangibles’, como, por ejemplo, la forma en que gusta que se atienda a los clientes o cómo se resuelven los desacuerdos internamente.
- Aprovechar el tiempo de formación como una prueba y como un proceso de selección intensivo (tras un primer filtro que suele hacer el centro educativo). Para una pyme, hacer una mala elección de un trabajador es un asunto delicado, por lo que el periodo de formación puede ser una inversión interesante.
- Incorporar nuevas maneras de cómo hacer las cosas. La mayoría de los estudiantes son jóvenes, por lo que pueden revitalizar la pyme al traer nuevas maneras de operar y romper inercias de las que no se tiene conciencia hasta la llegada de los estudiantes.
- Acercar la pyme al mundo educativo y a toda su oferta formativa. Esto puede llevar a descubrir formaciones que podrían ser interesantes para la plantilla o a formar a profesorado en tecnologías con las que cuenta la empresa y que los estudiantes ya conozcan una vez se incorporen a la organización.
- Convertirse en ejemplo para otras pymes del sector que también quieran ser formadoras, y que eso redunde en que se cuente con más personas formadas a disposición de todas.
- Darse a conocer entre el público joven y sus familias, y que su reputación como formadora pueda generar una buena marca para la empresa.
Ignacio de Benito, corresponsable del proyecto Alianza para la FP Dual de la Fundación Bertelsmann, comparte sus impresiones sobre la FP dual en relación a las pymes: “En las últimas décadas, hemos visto un gran avance de esta modalidad educativa, reflejada en la fuerte inversión pública para su transformación, el crecimiento sostenido en el número de matrículas y la alta inserción laboral de los titulados. Aquellas pequeñas y medianas empresas que apuestan por la FP dual comprueban en poco tiempo que las ventajas son bidireccionales, ya que se nutren de la colaboración tanto los centros educativos y sus alumnos, como las propias entidades y sus equipos. Al final, la FP dual aplicada a las pymes se traduce en un intercambio de valor añadido”.