La cena tradicional sigue viva, pero evoluciona hacia formatos flexibles, diurnos y orientados a la conexión real

Solo 1 de cada 4 profesionales disfruta de la celebración de Navidad corporativa, mientras que la Gen Z impulsa el cambio de formato

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Actualizado 04 | 12 | 2025 11:39

Navidad corporativa

El final de año activa las tradicionales cenas corporativas de Navidad, pero estas están cambiando. Según la última encuesta de Hays, la mitad de los empleados en España se muestra indiferente ante las iniciativas navideñas de su empresa; solo un 26% se siente motivado y un 25% percibe estrés o agobio.

Los datos muestran que el desafío no es celebrar, sino diseñar experiencias con valor real. Asimismo, la llegada de la Gen Z al mercado laboral está acelerando esta transformación, impulsando formatos más auténticos, flexibles y alineados con sus expectativas.

Aunque la cena de empresa continúa siendo el formato mayoritario, su diseño se está diversificando. La conciliación, los hábitos saludables y la diversidad cultural están abriendo espacio a formatos alternativos como los almuerzos corporativos, más compatibles con la vida personal, o los eventos de tarde, que permiten disfrutar sin terminar de madrugada. Experiencias de día más accesibles para profesionales que viven fuera y se desplazan ocasionalmente a la oficina.

No es solo una cuestión de fiesta. La logística influye. Si el equipo trabaja en híbrido, quizá no compensa exigir desplazamientos complejos para un evento nocturno”, explica Fernando Calvo, director de People & Culture de Hays para el sur de Europa. “La cena de Navidad no está en crisis. El volumen de eventos corporativos que hay este mes de diciembre, sigue siendo alto. Lo que sí cambia es el formato y las expectativas de los empleados, especialmente por la llegada de la GenZ al mundo laboral”, concluye.

En el caso de las grandes organizaciones, con miles de empleados, apuestan cada vez más por fiestas multitudinarias, ya que reunir a toda la plantilla en un restaurante es inviable. En cambio, las pymes experimentan con alternativas más personalizadas: cenas por equipos, fiestas internas o actividades experienciales como escape rooms, talleres culinarios o dinámicas al aire libre.

En paralelo, los obsequios navideños están virando hacia opciones más flexibles, personalizables y alineadas con valores sociales. Las tradicionales cestas pierden protagonismo frente a regalos con propósito. “Muchas compañías integran sus iniciativas sociales en los obsequios navideños, de forma que el empleado se sienta parte de ese compromiso”, explica Calvo. Esta tendencia, además de reforzar la coherencia reputacional, encaja mejor con las expectativas de las nuevas generaciones, que buscan autenticidad y acciones que reflejen el propósito real de la organización.

La llegada de la GenZ a las plantillas lo cambia todo

La Gen Z, en particular, está redefiniendo qué esperan los empleados de estos encuentros. Valoran estos encuentros como una oportunidad para desconectar del rol profesional y conectar con las personas con las que mejor se llevan. A diferencia de generaciones anteriores, la pertenencia a la compañía ya no es el principal motor de asistencia. “Quieren pasarlo bien, reírse y vivir la experiencia sin rigideces. No buscan una demostración de compromiso, sino un entorno donde sentirse cómodos y ser ellos mismos”, explica Calvo.

El peso de la imagen social también influye. Compartir la experiencia en redes refuerza la comparación entre compañías, lo que obliga a las organizaciones a cuidar más el storytelling interno y contextualizar el propósito de estos eventos. Según Calvo, “si los empleados ven que otras compañías hacen iniciativas mejores, sienten que su organización no está al mismo nivel, y eso afecta a cómo perciben que se les cuida.”

En su caso, además, esta percepción se amplifica cuando directamente no hay celebración: en un entorno donde, según una encuesta de Hays, un 47% de profesionales considera que estos eventos ayudan a generar vínculo -sobre todo cuando están bien ejecutados-, la ausencia de iniciativas se interpreta como falta de cuidado, desconexión y escasa sensibilidad hacia el clima laboral.

“Las celebraciones ayudan a crear clima laboral, pero no son decisivas”, afirma Calvo. De hecho, casi un tercio de los empleados señala que el vínculo real se construye en el día a día, no en una fiesta puntual. “Lo que más valora la Gen Z de su empleador es la cercanía y transparencia por parte de la empresa y un ambiente donde puedan ser ellos mismos”, concluye Calvo.

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