Solo el 11% de las compañías integra la IA de forma estratégica en su gestión de talento

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Actualizado 26 | 11 | 2025 09:18

La inteligencia artificial se consolida como uno de los factores que más están transformando el mercado laboral a nivel global. Su impacto se extiende ya a todas las fases del ciclo del talento: desde la atracción y selección de candidatos hasta la formación, el desarrollo y la fidelización de los empleados.

En este contexto, Randstad Enterprise analiza cómo la tecnología está redefiniendo las estrategias de gestión de personas, revelando un cambio estructural en la forma en que las organizaciones identifican, desarrollan y retienen el talento.

El análisis muestra que la adopción de la IA avanza con rapidez, pero también evidencia importantes brechas entre la incorporación tecnológica y la realidad del día a día de las empresas. Mientras muchas organizaciones han comenzado a utilizar herramientas de inteligencia artificial, pocas han logrado integrarlas de forma estratégica para mejorar la toma de decisiones, optimizar el aprendizaje o anticipar las habilidades que requerirá el futuro del trabajo.

Según el informe AI in Talent Acquisition, el 87% de las empresas a nivel global ya utiliza inteligencia artificial en sus procesos de selección, principalmente para automatizar tareas como la redacción de descripciones de puestos o la criba inicial de candidaturas. Sin embargo, solo el 11% ha conseguido integrar la IA generativa de forma estratégica y profunda en sus procesos de contratación.

El estudio también advierte sobre la aparición de un nuevo reto: la “paradoja del candidato”. Solo el 26% de los profesionales confía en que la IA les evaluará de forma justa, pero al mismo tiempo el 39% la utiliza para mejorar sus propias solicitudes, especialmente en la redacción de currículums y cartas de presentación. Esta tendencia ha impulsado un fenómeno de desconfianza y fraude digital y un 6% de los profesionales reconoce haber participado ya en prácticas fraudulentas durante entrevistas.

El informe concluye que la aplicación más eficaz de la IA en la selección de personal se da cuando actúa como asistente del reclutador, mejorando la productividad y eliminando sesgos, mientras que los sistemas completamente autónomos, sin intervención humana, presentan una tasa de fracaso del 75%. 

La IA también redefine la formación y el desarrollo

La transformación tecnológica no se limita a la selección. Las áreas de formación y desarrollo profesional (Learning & Development) están experimentando un cambio profundo, en el que los datos y la personalización se convierten en los principales motores del aprendizaje.

A pesar de este avance solo el 8% de las empresas dispone de información fiable sobre las habilidades reales de sus empleados, y apenas el 17% confía en su capacidad para anticipar las necesidades de competencias futuras. Además, únicamente el 13% de los trabajadores aplica en su día a día lo aprendido en las formaciones, y solo el 8% de las organizaciones mide los cambios reales de comportamiento tras completar los cursos.

Estas cifras ponen de relieve que muchas compañías siguen evaluando la formación mediante métricas de vacías, centradas en tasas de finalización o satisfacción, sin analizar el impacto real en el desempeño. La inteligencia artificial puede revertir esta tendencia gracias al uso de herramientas de aprendizaje adaptativo, microlearning y sistemas predictivos capaces de identificar brechas de habilidades y ofrecer rutas personalizadas de desarrollo. 

España: la formación como pilar de la fidelización del talento

En el mercado español, los datos confirman que la formación corporativa se ha convertido en una de las claves para retener y fidelizar el talento. Más de la mitad de los empleados (52,7%) afirma que no trabajaría en una empresa que no ofreciera formación, una cifra que aumenta hasta el 57,4% entre los profesionales de 55 a 64 años. Además, el 82,6% considera la formación “muy importante” para su desarrollo profesional y el 95,7% se muestra satisfecho con la formación recibida.

Sin embargo, se detecta un claro desajuste entre lo que los empleados demandan y lo que las empresas ofrecen. Más del 50% de la formación impartida sigue siendo obligatoria o normativa, mientras que solo el 13% se centra en habilidades blandas y un 8,2% en avances tecnológicos. Los trabajadores, por el contrario, reclaman programas prácticos, flexibles y orientados al desarrollo profesional, especialmente en áreas vinculadas a la inteligencia artificial, las habilidades digitales y la gestión de equipos.

Los datos también apuntan a una mayor disposición del talento a invertir tiempo en su propio aprendizaje: el 55,2% de los empleados desea dedicar más de 30 horas anuales a formarse, lo que refleja una creciente cultura de aprendizaje continuo en el entorno laboral español.

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