Se avanza. Pero tan despacio que el movimiento resulta casi imperceptible. Las pequeñas y medianas empresas (pymes) españolas siguen dependiendo de lo de siempre, esto es, de los bancos y el crédito comercial, para financiarse. Sí, reconocen que hay otras opciones, como el leasing, el factoring o o el acceso a los mercados, pero todas estas alternativas se encuentran a años luz de los cauces tradicionales. Fundamentalmente la última, la de los mercados, que sigue ocupando un lugar residual en las opciones que barajan estas compañías.
La Fundación de Estudios Financieros, en colaboración del Círculo de Empresarios, ha presentado un estudio titulado Los retos de la financiación del sector empresarial que confirma que la empresa española sigue enganchada al crédito bancario. Hasta el 80% de la financiación total de las empresas españolas procede de los bancos, porcentaje que en el caso de las pymes supera el 90%.
Estos datos desembocan en dos necesidades. La primera, que más vale que vuelva el crédito, porque de lo contrario las empresas lo seguirán pasando mal. Y la segunda, que «las empresas españoles, en especial las pymes, deben diversificar sus fuentes de financiación para ser menos vulnerables», se resaltó en la presentación del estudio. Es más, esta semana el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, ha asegurado que «el canal bancario es insuficiente para financiar la economía» y que las pymes deben acceder a los mercados para obtener los recursos que necesitan.
¿Y cómo marchan esas dos necesidades? Aunque a la primera le ha costado, las empresas reconocen que ya tienen más y mejor acceso al crédito bancario. En cuanto a la segunda… será más complicada de lograr. Así lo constatan los datos recogidos en el último Boletín Económico del Banco de España, a partir de la Encuesta sobre el acceso a financiación de las empresas en el Área del Euro que elabora el Banco Central Europeo (BCE). Tomando las cifras de las 1.300 empresas españolas que forman parte del panel de ese trabajo de campo del BCE queda de manifiesto, por un lado, la dificultad que estas empresas tienen para salir del esquema de financiación tradicional y, por otro, que esa realidad les empuja a seguir considerando las opciones de siempre.
Preguntadas por la relevancia que otorgan a otras fuentes de financiación ajenas al crédito bancario, para el 50% de las pymes la más presente es elcrédito comercial, esto es, el aplazamiento en el pago que los proveedores conceden a sus clientes. A continuación, figuraría el leasing o arrendamiento financiero, considerado una fuente de financiación relevante para el 40% de las empresas. En tercer lugar vendrían las subvenciones (33%) y a continuación otros préstamos concedidos por empresas vinculadas o socios (24%) y el factoring o cesión temporal de las facturas a un tercero (15%).
Y luego ya, «como vías de financiación más residuales, se encuentran la emisión de acciones y la de valores de renta fija, más utilizadas por empresas de mayor dimensión», manifiesta el Boletín. No es para menos: solo un 10% de las pymes concede relevancia a la financiación mediante la emisión de acciones y apenas un 5% a la colocación de deuda.
MARF
Estas percepciones se ven corroboradas por los datos. En 2014, que fue el primer año íntegro del Mercado Alternativo de Renta Fija (MARF), esta plataforma proporcionó financiación por más de 500 millones de euros.
En concreto, acogió siete emisiones de bonos, por importe de 308 millones; cinco programas de pagarés, con un total emitido de 212 millones -aunque siguen abiertos y la cifra podría crecer hasta los 420 millones-; y una emisión de titulización de 20 millones. Sin embargo, tras estas operaciones se observa todavía el perfil de empresas medianas-grandes más que el de compañías pequeñas. Entre los nombres que ya han salido al MARF se encuentran las constructoras COPASA y Grupo Ortiz, la empresa de telecomunicaciones Tecnocom o la turística Grupo Barceló.
Queda mucho camino por recorrer. El crédito bancario a las pymes se acerca a los 300.000 millones, mientras que entre el MARF y el MAB-EE aportaron financiación por algo más de 650 millones en 2014.
En el caso del Mercado Alternativo Bursátil para Empresas en Expansión (MAB), durante 2014 acogió seis nuevas compañías y una docena de ampliaciones de capital. Combinando estas operaciones, este segmento proporcionó 153 millones de euros a las empresas que protagonizaron estas operaciones.
Aunque estas cifras certifican que hay empresas que sí tienen acceso a estos mercados y que tratan de aprovechar que ya forman parte del paisaje financiero español -el MAB-EE llegó en 2008 y el MARF se creó en 2013-, también ponen de relieve todo el trabajo que queda por delante para que estén más presentes en las opciones manejadas por las empresas. Sobre todo, por el contraste que suponen con las cifras del crédito bancario. Según el último Informe de Estabilidad Financiera del Banco de España, a finales de junio de 2014 el volumen de crédito recibido por las pymes por parte de las entidades ascendía a 290.000 millones de euros.