La ciberseguridad ha dejado de ser una barrera técnica para convertirse en una oportunidad de negocio. En un entorno donde los ciberataques son cada vez más frecuentes, automáticos y sofisticados, los proveedores de servicios gestionados (MSP) tienen una oportunidad única para diferenciarse.
Check Point® Software Technologies Ltd. (NASDAQ: CHKP), presenta una estrategia de cuatro pasos para transformar la seguridad en una ventaja.
Del “apagar fuegos” a “adelantarse a la tormenta”
Los MSP están acostumbrados a resolver problemas, pero sus clientes ya no se conforman con que les solucionen un incidente: quieren que no ocurra. Esa expectativa, sumada a un entorno más complejo y automatizado por parte de los atacantes, exige un cambio de enfoque. Solo quienes lideren desde la prevención conseguirán crecer de forma sostenible y ganar confianza.
La clave es implementar un modelo de ciberseguridad proactiva que permita a los MSP reducir riesgos antes de que se conviertan en problemas. El objetivo de esta estrategia es la de proporcionar una mayor protección, recibir menos número de alertas y contar con más tiempo para generar valor. Para ello, los expertos señalan 4 pasos clave:
- Mira bien antes de proteger: muchos MSP siguen operando a ciegas, sin saber qué activos de sus clientes están realmente expuestos en internet. Desde aplicaciones mal configuradas hasta APIs sin control o cargas en la nube abiertas por error, estas brechas son la puerta de entrada perfecta para los atacantes. De hecho, el 80 % de las brechas empiezan así, según el informe DBIR 2024 de Verizon. Por eso, el primer paso es tener visibilidad total: identificar rápido esos activos vulnerables, cerrar huecos a tiempo y asumir un rol más estratégico en la seguridad del cliente. Es el cambio necesario para dejar atrás la reacción y pasar a la prevención.
- Ser invisible como superpoder: si algo no necesita estar online, lo mejor es que desaparezca. Muchos servicios siguen siendo accesibles públicamente sin motivo, lo que amplía la superficie de ataque y complica la gestión, sobre todo en entornos híbridos. Aplicar arquitecturas como SASE y el modelo Zero Trust permite a los MSP reducir esa exposición: solo los usuarios autorizados acceden, las redes se segmentan y los sistemas sensibles se ocultan. Además de mejorar la seguridad, esta estrategia se puede convertir en un servicio gestionado que refuerza el negocio y la relación con el cliente.
- La IA como mejor aliada: siempre habrá puntos de entrada —correo, apps, dispositivos— y por eso siempre habrá riesgo. El problema es que el aluvión de alertas (muchas veces falsos positivos) agota al equipo, retrasa respuestas y puede dejar pasar amenazas reales. Para cambiar esto, la prevención debe apoyarse en inteligencia artificial con soluciones capaces de detectar y bloquear amenazas complejas como phishing o malware. Los MSP ganan tiempo, reducen errores y elevan el nivel de protección; menos ruido, más control… y más rentabilidad.
- Actuar solo cuando importa: cuando todo salta como alerta, nada se prioriza. Muchos MSP pierden tiempo en falsos positivos mientras las amenazas serias pasan desapercibidas. Esto limita su capacidad de crecer sin aumentar plantilla. La clave está en contar con sistemas de detección y respuesta que gestionen automáticamente lo importante. Así se actúa con rapidez y precisión, solo cuando realmente hace falta. Un enfoque escalable que mejora los tiempos de reacción reduce la presión del equipo y permite crecer con solidez.
“El mayor error que puede cometer un MSP hoy es esperar a que pase algo para actuar. La prevención no solo protege: posiciona. Con una estrategia proactiva, los MSP no solo ganan eficiencia y margen, sino que se convierten en aliados estratégicos de sus clientes. Y ese es el verdadero valor a largo plazo”, afirma Rafael López, ingeniero de seguridad en Check Point Software.