El verano debería ser sinónimo de descanso, desconexión y bienestar. Pero en la era de la hiperconectividad, apagar el teléfono o cerrar el portátil se ha convertido en un reto para muchos profesionales. La salud mental, sin embargo, necesita pausas reales. Y cada vez más estudios confirman que la falta de desconexión contribuye al agotamiento, la falta de motivación y el deterioro de la calidad del trabajo a largo plazo.
Según el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST), el 60% de los trabajadores en España admite revisar correos laborales durante las vacaciones. Y más de un tercio se conecta de forma habitual por «si acaso». Esta cultura del «estar disponible siempre» mina la capacidad de recuperación emocional y deteriora el equilibrio personal.
Desconectar no es una frivolidad, es una necesidad productiva y humana. La OMS considera el burnout una enfermedad laboral. Y su prevención empieza por el descanso planificado y respetado.
Claves para una desconexión digital
- Marca límites claros. Define horarios sin notificaciones y comunícalos a tu equipo. Usa respuestas automáticas en el correo para dejar claro que estás de vacaciones y derivar urgencias a otros contactos.
- Diseña un calendario realista. Si tienes que trabajar de forma puntual en verano, bloquea franjas concretas. El resto del día es para ti. La ambigüedad genera más ansiedad que el trabajo en sí.
- Sustituye pantallas por actividades analógicas. Caminar, leer en papel, escribir, nadar o simplemente no hacer nada ayuda a reducir la sobreestimulación digital.
- Entrena tu atención. Prácticas breves de respiración, mindfulness o yoga ayudan a reequilibrar cuerpo y mente. No necesitas una hora: 5 minutos al día pueden marcar la diferencia.
- Revisa tu relación con el móvil. Si revisas el teléfono por inercia, plantea días sin apps o con «modo descanso» activado. Existen herramientas que limitan el tiempo de uso o bloquean apps automáticamente.
- Haz partícipe a tu entorno. Familia, amigos y compañeros deben conocer tu plan de desconexión. Compartir objetivos hace que sea más fácil cumplirlos.
- Evalúa tu descanso al volver. Reflexiona: ¿has desconectado de verdad? ¿Qué podrías mejorar la próxima vez? La desconexión también se entrena.
La desconexión digital es una inversión en salud mental, productividad y calidad de vida. El verano no debería ser una extensión más del calendario laboral, sino un espacio para resetear cuerpo y mente. Y ese cambio empieza por aprender a apagar.