La guerra de agresión de Rusia contra Ucrania continúa afectando negativamente a la economía de la UE, situándola en una senda de menor crecimiento y mayor inflación en comparación con las previsiones de la primavera. Las previsiones económicas (intermedias) del verano de 2022 presentadas hoy por la Comisión Europea vaticinan que la economía de la UE crecerá un 2,7 % en 2022 y un 1,5 % en 2023.
En la zona del euro, se espera que el crecimiento se sitúe en el 2,6 % en 2022 y que se modere hasta el 1,4 % en 2023. Las previsiones indican que la inflación media anual alcanzará máximos históricos en 2022, del 7,6 % en la zona del euro y del 8,3 % en la UE, antes de disminuir en 2023 hasta el 4,0 % y el 4,6 %, respectivamente.
La Comisión señala que muchos de los riesgos negativos que se mencionaban en las previsiones de la primavera de 2022 se han materializado. La invasión de Ucrania por parte de Rusia ha aumentado las presiones al alza sobre los precios de la energía y de las materias primas alimentarias. Esto está, a su vez, provocando presiones inflacionistas a escala mundial, menoscabando el poder adquisitivo de los hogares y desencadenando una respuesta de política monetaria más rápida de lo que anteriormente se preveía. La deceleración actual del crecimiento en los Estados Unidos se suma a los efectos económicos negativos de la política estricta de COVID cero adoptada por China.
La economía de la UE sigue siendo particularmente vulnerable a la evolución de los mercados de la energía debido a su fuerte dependencia de los combustibles fósiles rusos, y el debilitamiento del crecimiento mundial reduce la demanda externa. Se augura que la buena dinámica alcanzada con el repunte del pasado año y un primer trimestre algo más positivo de lo que inicialmente se esperaba sustentarán la tasa de crecimiento anual de 2022. Pese a ello, se prevé una actividad económica moderada durante el resto del año, pese a que la temporada turística veraniega es prometedora. En 2023, se anticipa que el crecimiento económico trimestral cobrará impulso, cimentado sobre un mercado laboral resiliente, una inflación moderada, el apoyo del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia y el importe aún elevado de ahorro excedentario.
En general, la economía de la UE seguiría creciendo, si bien a un ritmo significativamente inferior al anunciado en las previsiones de Bruselas de la primavera de 2022.
En lo que se refiere a la economía española, la Comisión Europea cree que resistirá con cierta holgura el clima de incertidumbres que se concentran en el horizonte. A pesar de las dudas disparadas por la guerra de Ucrania y la crisis de precios, el Ejecutivo comunitario aleja la posibilidad de recesión. Calcula que el PIB de España crecerá un 4% en 2022, en línea con el pronóstico realizado en primavera, aunque un 1,6% por debajo de la estimación de principios de año. Las previsiones de Bruselas contemplan, sin embargo, un peor comportamiento de la crisis de precios. Así, la Comisión duplica su previsión de la inflación para nuestro país hasta el 8,1% para este año, frente al 6,3% estimado en mayo.
Inflación
La inflación general ha alcanzado hasta junio máximos históricos, a medida que los precios de la energía y de los alimentos seguían creciendo y las presiones sobre los precios se extendían a los servicios y otros bienes. En la zona del euro, la inflación aumentó con fuerza en el segundo trimestre de 2022, desde el 7,4 % de marzo (interanual) hasta un nuevo máximo sin precedentes del 8,6 % en junio. En la UE, el incremento de la inflación fue aún más pronunciado, dado que se elevó un punto porcentual completo entre marzo y mayo, del 7,8 % al 8,8 %
Las previsiones de inflación se han revisado considerablemente al alza en comparación con las de la primavera. Además del pronunciado aumento de los precios en el segundo trimestre, se espera que una nueva subida de los precios del gas en Europa llegue a los consumidores a través de los precios de la electricidad. En el tercer trimestre de 2022, la inflación aumentaría hasta un máximo del 8,4 % interanual en la zona del euro, para descender después de manera constante y caer por debajo del 3% en el último trimestre de 2023, tanto en la zona del euro como en la UE, a medida que las presiones derivadas de las restricciones del suministro y los precios de las materias primas se disipen.
Riesgos altos
Los riesgos para las previsiones de actividad económica y de inflación dependen en una enorme medida de la evolución del conflicto bélico y, en particular, de sus repercusiones sobre el suministro de gas a Europa. Nuevos incrementos de los precios del gas podrían elevar la inflación y frenar el crecimiento. Los efectos indirectos podrían, a su vez, amplificar las corrientes inflacionistas y conducir a un endurecimiento más acusado de las condiciones de financiación, lo cual no solo afectaría al crecimiento, sino que también aumentaría los riesgos para la estabilidad financiera. No puede excluirse la posibilidad de que el resurgimiento de la pandemia en la UE lleve aparejadas nuevas perturbaciones en la economía.
Al mismo tiempo, las recientes tendencias a la baja de los precios del petróleo y otras materias primas podrían intensificarse, lo que redundaría en un descenso de la inflación más rápido del que ahora mismo se augura. Además, gracias a un mercado laboral sólido, el consumo privado podría resultar más resiliente al incremento de los precios si los hogares utilizasen una porción mayor de su ahorro acumulado.