CEPYME, Foment y Fepime han anunciado una alianza estratégica permanente para potenciar el tamaño de las pymes españoles. El presidente de CEPYME, Gerardo Cuerva, el presidente de Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre, y la presidenta de Fepime, Mª Helena de Felipe, han destacado la apuesta por aumentar la competitividad de las empresas para que la economía crezca.
También han coincidido en que las pymes no pueden soportar una subida generalizada de salarios en un momento de caída en picado de su productividad. Son las que tienen productividades más bajas y han soportado fuertes aumentos de costes de suministros, energía, cotizaciones e impuestos.
Además, el presidente de CEPYME ha señalado que “existen vías competitivas para aumentar la recaudación fiscal e instamos al Gobierno a que incentive a que la empresa a que aumente su tamaño”. De esta forma, no solo crecería la economía, sino también la recaudación tributaria en 4.000 millones tan solo en Cataluña. Cuerva explicó que el aumento de la presión fiscal que sufre la empresa es insostenible y resta competitividad a nuestras empresas frente a las europeas y en general a las de otros países. “Existen otras vías para aumentar la recaudación fiscal que no es la de esquilmar a las empresas. Entre 2014 y 2018, el PIB catalán ha aumentado un 17% mientras que la recaudación fiscal ha subido un 48%. Eso solo lastra la competitividad de la empresa”, y ha añadido “por qué no se prima a la empresa, en lugar de lastrarla con más cargas”.
En la jornada sobre Crecimiento Empresarial: Alternativas para facilitar el crecimiento de las pymes, organizada por CEPYME, Foment y Fepime, estimaron que la economía catalana aumentaría un 6% si se fomentara el crecimiento empresarial y se asimilara al tamaño medio de la empresa catalana a la europea.
De esta forma, también se crearían cerca de 270.000 empleos en la Comunidad, aumentarían las ventas de las empresas en 53.700 millones de euros y se elevaría la masa salarial anual en torno a 8.800 millones de euros. También contribuiría a una mejora de la recaudación fiscal por IRPF, IVA, Sociedades y cotizaciones sociales en el entorno de 4.000 millones de euros en la Comunidad, recaudación que se lograría sin necesidad de aumentar la presión fiscal, lo que perjudica seriamente la competitividad de la empresa catalana.
El tamaño de las empresas está ligado directamente a su productividad: “A mayor tamaño, mayor productividad”, explicó Cuerva, quien añadió que “las empresas de más tamaño tienen mayor músculo financiero, exportan más, pueden invertir más en mejoras y dedican más recursos a innovación, lo que les lleva a tener una productividad mayor”. El aumento de tamaño tiene efectos beneficiosos tanto para los trabajadores, ya que los salarios son mayores en las empresas más grandes, como para el conjunto de la sociedad porque aumentaría el nivel de empleo y de recaudación tributaria sin necesidad de aumentar la presión fiscal a las empresas cada vez más como sucede en la actualidad.
Por su parte, Josep Sánchez Llibre, presidente de Foment del Treball, destaca que “este ha sido siempre un objetivo estratégico que nuestra entidad ha considerado prioritario. Lo demuestran los datos que se exponen en el estudio sobre cómo mejora sustancialmente nuestra economía al asemejarnos a la media Europa. Pero nuestro objetivo es más ambicioso incluso: acércanos al tamaño empresarial medio de Alemania, un eje básico para la competitividad y crecimiento económico de este país. En este sentido, recientemente, planteé el compromiso de duplicar el tamaño de las empresas de más de 50 trabajadores de cara al 2030”.
Para la presidenta de Fepime, Mª Helena de Felipe, “es importante continuar trabajando en favor del crecimiento empresarial. Fortalecer nuestro tejido productivo multiplica las oportunidades de las empresas y también de las personas que la conforman. Para los empresarios el crecimiento empresarial es un objetivo que alcanzar”.
Para que el tejido empresarial catalán converja con la media de la UE sería necesario que el número de pequeñas empresas (10 a 49 trabajadores) se incrementase en 13.646 unidades y el de medianas empresas (50 trabajadores o más) sumase 1.482 unidades. En este proceso de redimensionamiento empresarial, el número de microempresas (de 0 a 9 trabajadores) se reduciría en algo más de 16.000 empresas.
La propuesta de la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (CEPYME) para lograr que la pyme crezca en tamaño es eliminar obstáculos. CEPYME ha identificado que hay más de 100 regulaciones que desincentivan que las empresas españolas ganen tamaño, según el informe sobre Crecimiento Empresarial de la Confederación.
Estas barreras (fiscales, contables, laborales, financieras y de competencia) se convierten en un lastre para la competitividad de las empresas, frenan la recuperación de la economía, la creación de empleo y la sostenibilidad de las cuentas de las propias administraciones públicas a largo plazo.
Con el fin de promover el crecimiento empresarial, las patronales han pedido retrasar 4 años la aplicación de las obligaciones hasta que la empresa haya consolidado su tamaño. Tal y como recoge el informe, existen diversos tramos en los que las cargas burocráticas aumentan notablemente para la empresa como es en 10, 30 ó 50 trabajadores. CEPYME hace hincapié en el escalón que se crea entre las obligaciones que tienen las empresas de 49 trabajadores y 50 trabajadores, donde el número de empresas desciende de forma notoria, impidiendo el crecimiento natural de las empresas, debido al desincentivo de las barreras existentes al llegar a ese número de trabajadores.
Promover que la empresa española tenga el mismo tamaño que la media de la Unión Europea permitiría crear cerca 1,2 millones de empleos, aumentaría el PIB un 5,2% y elevaría las exportaciones totales un 5,2%, según concluye el informe sobre Crecimiento Empresarial que ha publicado CEPYME.
Asimismo, equipar el tamaño empresarial en España al de la media europea también elevaría las ventas de las compañías en 246.000 millones de euros de manera agregada, expandiría la masa salarial en 29.000 millones de euros e incrementaría la recaudación de impuestos en cerca de 20.000 millones sin tener que elevar los impuestos.
Con el fin de favorecer que las empresas crezcan según sus necesidades y que no traten de esquivar estas barreras como sucede actualmente, CEPYME propone que el cumplimiento de las obligaciones no tenga carácter inmediato con la ampliación de un trabajador en la plantilla, sino que entren en vigor cuando hayan consolidado su crecimiento, es decir, tras 4 años de aumentar y mantener su tamaño. Esta flexibilidad facilitará a la empresa su estabilidad para asumir las nuevas cargas y asegurar su tamaño. Cabe recordar que actualmente las empresas tratan de esquivar el escalón principalmente de los 50 trabajadores, así se puede observar en las estadísticas de tamaño empresarial, ya que las cargas que asumen por ampliar su plantilla en solo un trabajador desalienta dicha ampliación.
CEPYME destaca que el crecimiento del tamaño empresarial no es tan solo una problemática de la empresa, sino que afecta a la competitividad de todo el país. Por ello, es importante fortalecer el tamaño de las empresas españolas para evitar que sean tan vulnerables a las crisis, reducir su elevada mortalidad, incrementar su productividad y así redundar en mejores salarios y en una mejor salud de nuestra economía en general. Y recuerda que las medidas y reformas que repercuten en una menor flexibilidad empresarial y en mayores costes laborales y tributarios, harán a las empresas más vulnerables y frenarán su crecimiento.
La empresa media española, más pequeña y menos competitiva
Los obstáculos al crecimiento de las pymes han provocado que la empresa española sea más pequeña que en la mayor parte de los países europeos y que sea menos competitiva.
En lo que respecta al volumen de negocio, una empresa española media factura anualmente 1,1 millones de euros mientras que una empresa europea factura en promedio, 1,4 millones, un 32% más. Por ejemplo, las ventas por empresa en Alemania e Irlanda prácticamente triplican las de una firma media española.
Las empresas con menos de 10 trabajadores tienen en España una participación muy elevada en la generación de valor añadido y en el empleo. Si en el conjunto de la UE las microempresas aportan el 18,6% del valor añadido, en España esa participación es de casi el 22%. Sin embargo, como la productividad de las empresas más pequeñas es baja por culpa de los obstáculos que se encuentran para crecer, la competitividad del conjunto de la economía también se resiente.
Mientras que en España el ingreso medio de las microempresas por cada uno de sus ocupados es de 122.300 euros, en la media comunitaria es un 11% mayor (135.600 euros por ocupado). En Irlanda, Bélgica, Dinamarca y Reino Unido, las ventas por ocupado en las microempresas son, al menos, un 50% mayores a las que se producen en España.
Las microempresas sufren mayores dificultades que el resto
Más allá de esas particularidades del tejido empresarial español, las empresas más pequeñas se enfrentan, por su propia condición, a mayores dificultades. En todos los países europeos, tal como predice la teoría económica, las empresas más grandes tienen, en promedio, una productividad más elevada que las pymes. Las pymes se financian a tipos de interés más caros y tienen menos posibilidades de captar talento o innovar, características que llevan a las empresas de menor tamaño a tener una menor resistencia ante las crisis y una vida más corta.
Que las pequeñas y medianas empresas son más vulnerables también se hace evidente si se observa la pérdida de puestos de trabajo de las pymes y de las grandes empresas en las crisis. Por ejemplo, entre 2007 y 2013 las empresas de 10 a 249 ocupados perdieron empleo por el equivalente a más de la mitad de todo el empleo perdido, ya que solo eran responsable de un tercio del empleo total.
Las empresas más pequeñas también están menos internacionalizadas, lo que igualmente las hace más vulnerables a potenciales recesiones. Solo un 2,2% de las microempresas españolas son exportadoras. En cambio, casi un 60% de las empresas con al menos 250 ocupados venden al exterior.
España no tiene un problema de emprendimiento
Otro dato llamativo del informe es que España no tiene un problema de emprendimiento, sino que el verdadero lastre es la mortalidad empresarial. En España se constituyen anualmente más empresas que en Alemania, Francia o Italia. La Tasa de Emprendimiento (empresas creadas cada 10.000 habitantes) española se sitúa en el35,3%, siendo de las más altas de la UE, duplicando las que existen en Alemania, Holanda e Irlanda. Asimismo, la Tasa de Natalidad empresarial (relación entre empresas nacientes y empresas activas) de España es también más alta que la media de la UE, superando con comodidad las de economías como Holanda, Austria, Alemania e Irlanda.
En España, se crea anualmente el 10,6% del tejido empresarial, por encima del 9,8% de la media de la UE.
En cambio, la tasa de mortalidad empresarial, que mide el porcentaje de tejido empresarial que desaparece de forma anual, es mayor en España que en Italia, Alemania o Portugal, teniendo en cuenta los datos de las empresas con asalariados. Esta tendencia se agudiza en España en las empresas de nueva creación, que muestran una mayor vulnerabilidad que en otros países europeos. De hecho, solo la mitad de las empresas sobreviven tres años después de su creación, una proporción inferior a la de Reino Unido, Alemania, Francia, Italia y Portugal, entre otros países europeos.
En concreto, el 9,2% de las empresas con asalariados acaba cerrando a lo largo del año en España, mientras que en la media de la Unión Europea se sitúa en el 8%. Esto significa que cada año una de cada 11 empresas con asalariados que hay en nuestro país desaparece, una tendencia que ya se observaba antes de la crisis del coronavirus y que se ha agravado como consecuencia de la pandemia.
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