La Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (CEPYME) advierte de que el buen comportamiento del empleo lleva asociado una fuerte pérdida de productividad en las compañías, al asumir continuos incrementos de costes sin verse acompañados de una recuperación de la actividad.
Los datos de paro y afiliación del mes de noviembre conocidos hoy evidencian que el marco actual de relaciones laborales y la flexibilidad que introdujo la reforma de 2012 favorece al mantenimiento del empleo. Los datos arrojan la creación de 61.000 puestos de trabajo y una reducción de 74.381 personas del desempleo, dejando los mejores registros para un mes de noviembre en años, pese a mantener todavía un nivel de paro muy elevado (3’18 millones de parados).
En primer lugar, el buen comportamiento del mercado laboral refleja la responsabilidad de las empresas para mantener las plantillas en momentos en los que la actividad económica aún no se recupera plenamente, tal como refleja la revisión a la baja del PIB y el empeoramiento de las expectativas de nuestro país en el que coinciden todos los organismos (Banco de España, Comisión Europea, OCDE), retrasando hasta 2023 la recuperación de la actividad productiva a los niveles precrisis.
En segundo lugar, las empresas están asumiendo fuertes incrementos de costes, algunos coyunturales, como consecuencia del alza de costes energéticos y de materias primas o las carencias de suministros y otros estructurales, como el incremento de los costes salariales y la mayor fiscalidad, que están repercutiendo directamente en los resultados de las empresas.
En tercer lugar, CEPYME recuerda que más de 126.000 ocupados permanecen en situación de ERTE, aproximadamente la mitad de ellos en sectores como la hostelería y el comercio, de los más afectados por la crisis. Y llama la atención sobre la acelerada reducción del número de trabajadores en ERTE registrada en las últimas semanas. Esta mejora no solo se puede atribuir a una mejora de la actividad, sino que coincide con el cambio en la regulación de este instrumento, que prohibía la prórroga a partir de finales del mes de octubre, obligando al mismo tiempo a las empresas a mantener la plantilla durante seis meses tras el ERTE o a devolver el total de las ayudas recibidas durante la pandemia.
Estas causas, sumadas también al incremento del empleo público, afectan directamente a la productividad de las empresas, en especial a las pequeñas y medianas empresas, siendo estas, por tanto, menos competitivas que sus homólogas europeas, lo que puede condicionar la viabilidad futura de nuestras compañías.
Por ello, CEPYME insiste en mantener cierta cautela hasta que la recuperación de la actividad se consolide. Asimismo, la Confederación advierte de que un entorno de elevada incertidumbre tanto en el marco laboral como fiscal obstaculizará la recuperación del tejido empresarial español.